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La mejor inteligencia artificial parece un niño de cuatro años

El mayor problema al que se enfrentan los científicos que intentan simular la inteligencia en los ordenadores es dotarlos de sentido común.

El mayor problema al que se enfrentan los científicos que intentan simular la inteligencia en los ordenadores es dotarlos de sentido común.
Así más o menos son los ordenadores más listos. | Flickr/CC/Adrienne May

Un estudio elaborado por investigadores de la Universidad de Illinois (Estados Unidos) ha determinado que uno de los mejores sistemas de inteligencia artificial, la computadora desarrollada por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) conocida como ConceptNet 4, tiene la inteligencia de un niño de cuatro años.

Estos resultados, que han sido presentados en la Conferencia de Inteligencia Artificial en Washington, se han obtenido después de someter al equipo a un test de inteligencia estándar de coeficiente intelectual de niños de esta edad. En el proceso, los expertos han descubierto que el nivel de inteligencia es similar, aunque los resultados de la máquina eran "desiguales" en diferentes partes de la prueba que los de los pequeños.

"Si un niño tiene puntuaciones que varían tanto, podría ser un síntoma de que algo anda mal", ha señalado el autor principal del trabajo, Robert Sloan, quien ha apuntado que ConceptNet 4 lo hizo "muy bien" en la prueba de vocabulario y en la prueba de capacidad para reconocer similitudes. "Pero fue un desastre en la comprensión de preguntas que empiezan en por qué", ha apuntado.

Sentido común

Uno de los problemas en la construcción de una inteligencia artificial es la elaboración de un programa informático que pueda hacer un juicio prudente y adecuado sobre una simple percepción, de una situación o de unos hechos. "Es decir, lo que el diccionario define como sentido común", ha señalado el investigador.

El sentido común se escapa en sus sistemas a los ingenieros de inteligencia artificial ya que requiere una gran colección de "hechos implícitos", como Sloan ha denominado a las cosas tan obvias que no se sabe por qué se conocen. Así, un ordenador puede conocer la temperatura a la que el agua se congela, pero el hombre sabe que el hielo es frío.

"Desde que somos bebés vamos aprendiendo que si una cosa se tira, cae", pone como ejemplo el Sloan, que ha apuntado que "la vida es un ambiente de aprendizaje muy rico". "Todavía estamos muy lejos de los programas con sentido común que puedan responder a ciertas preguntas de comprensión", ha señalado.

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