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El príncipe Carlos vuelve a criticar a los escépticos del cambio climático

El heredero de la monarquía británica, que preside la rama británica de WWF, es conocido por su activismo medioambiental.

El príncipe Carlos es conocido en Gran Bretaña desde comienzos de los años 80 por su activismo medioambiental, en ocasiones bastante hipócrita. Así, por ejemplo, en 2009 se embarcó en una gira por Hispanoamérica en avión privado para tratar asuntos medioambientales, cuando ese medio de transporte es el que mayores emisiones de CO2 produce. También ha protestado durante años contra los parques eólicos en el campo, aunque recientemente ha cambiado su postura, quizá porque resultaba demasiado incoherente incluso para él. Desde 2011 es el presidente de la rama británica de la multinacional ecologista World Wide Fund for Nature (WWF), como ya hiciera su padre, el duque de Edimburgo, de 1961 a 1982.

Este jueves, en la apertura de unas jornadas internacionales sobre el futuro de los bosques, el eterno heredero ha denunciado a la "asociación internacional de lobistas empresariales" y "escépticos confirmados" de convertir la Tierra en un "paciente moribundo" por su resistencia a arruinar la economía para frenar un calentamiento global que lleva dieciséis años con el botón de pausa puesto. No es la primera vez que hace campaña por el alarmismo climático ni, previsiblemente, será la última.

Defensor de la homeopatía

Para argumentar a favor de hacer algo ya, el príncipe Carlos empleó una analogía cuando menos singular tratándose de él. Así, afirmó que "si un doctor ve un niño con fiebre, no puede esperar a hacerle pruebas. Tiene que actuar". Añadió que "el riesgo de un retraso es tan grande que no podemos esperar hasta estar completamente seguros de que el paciente se está muriendo".

Además de admitir que efectivamente no estamos seguros de que las hipótesis sobre el calentamiento global sean ciertas, el príncipe Carlos debería andarse con más tiempo a la hora de equiparar la medicina con la climatología. Al fin y al cabo es un firme defensor de las medicinas alternativas, que por definición son aquellas que no han pasado las pruebas que el rigor científico exige a la medicina.

Su Fundación para una Medicina Integrada, fundada en 1993, tuvo como misión presionar para que el sistema público de saludo británico integre la herbología y otras técnicas, un esfuerzo que el príncipe Carlos. Tuvo que cerrarla en 2010 cuatro días después de que sus principales responsables fueran detenidos por fraude. En mayo de 2006 pronunció un discurso ante la Asamblea Nacional de la Salud –el foro que gobierna la Organización Mundial de la Salud– en el que defendió la homeopatía, práctica que defiende que el agua "tiene memoria" y que el principio activo de un medicamento es más potente cuanto más diluido esté, llegando al absurdo de presentar como medicina lo que no es más que agua. ¿Aplicará el príncipe Carlos el mismo rigor científico a la discusión de los problemas del clima que al que aplica a los médicos?

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