Estamos con un pie en la semana de la moda madrileña. Aunque en el mundo ya se está celebrando. Nueva York, Londres, Milán y Paris. Por ese orden. Y es buen momento para reflexionar sobre la moda. Pero la industria no mira a la moda y se centra en los modos. Hay modas y luego modos, que también son modas. Zendaya es noticia por posar con pezoneras cual rescate. Rescate de memoria y contenido de ese que tenemos en el congelador como los calamares del Mercadona (todos tenemos fotografías estupendas que no hemos compartido aún y las publicamos con alguna bonita excusa). Sus 27 años llegan con pezones escondidos. O lo que es lo mismo, con pezoneras. Para desafiar Instagram. Casi nada. Ante la censura, pezoneras. Ante la vergüenza, pezoneras. Ante Rubiales, pezoneras. Para sus 184 millones de seguidores, pezoneras.
A mí me vendrían bien unas. Pezoneras, matizo. Porque pecho, lo que se dice pecho, el justo. Y basta. Y ante mi escasez de pechos, adiós a los sostenes. Yo no los llevo. ¿Para qué? Si no hay nada que sostener. Conmigo Intimissimi y similares… poco negocio. Pero las pezoneras me vienen bien, sobre todo para ciertos tejidos. Hablo con esta naturalidad ahora que se ha normalizado hablar de las mamas. Hasta hay una canción oda a este atributo.
Zendaya no es la primera. Fue la cantante Lila Kim en los 90 la primera en abrir camino a las pezoneras. Sobre la pasarela, después, con Schiaparelli como propuesta. Ya Kendall Jenner se sumaba a las pezoneras para poder enseñar el pecho sin la censura de Instagram. Algo parecido hacía Jenifer Aniston. Está claro que Instagram no está todavía preparado para tanto pezón. Instagram o más bien los usuarios que lo nutren y que desde luego disfrutan eligiendo la opción de ‘denunciar por desnudo’. Padres o madres que piensan asustados que sus hijos verán un pezón en la red. Es la pezonera lo que el tomate era antes después de las noticias con aquel programa tan famoso presentado por JJ. Vázquez y Carmen Alcayde.
A estas alturas que tenemos la pornografía a golpe de click, aunque no sea partidaria (particular y subjetivamente) de compartir con el universo algo tan íntimo, también en estos momentos de libertad y libertinaje en la red, quizás, es el momento de aceptar los pezones al aire. ¿Por qué sí a los culos al desnudo y no a los pezones? Misterios de la humanidad.
Un siglo de historia arropan este complemento para las bailarinas de burlesque. Ahora son una bandera de liberación y una actitud ante la vida. Feliz cumpleaños, Zendaya, y larga vida a las pezoneras. "Todes" los tenemos, así que en eso no hay géneros. O eso creo.
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