No sé si les pasará que a veces llegan mandar correos desde su cuenta de trabajo (o incluso la personal) y se despiden cariñosamente con "un abrazo" o "un beso", pero a ustedes les responden con "un saludo". Es algo que llevo un tiempo observando en mis correos, y me cuesta entender que alguien tenga la gratificación de desear amor y simpatía, y se le responda con semejante cordialidad protocolaria llena de frialdad y aburrimiento.
De hecho, ya apunta a este debate un meme del perfil de @raphaelismo en Instagram, en donde desglosa una (presunta) conversación vía email entre dos personas. En dicha comunicación virtual, uno se despide dando un abrazo, a lo que el receptor responde con un saludo. El del abrazo decide preguntarle si le pasa algo en no corresponderle con otro abrazo… y todo lo demás es pura fantasía e imaginación. Pero les prometo que he tenido la tentación de practicarlo.
Lo que es un auténtico abrazo es aquellos que se dan entre sábanas de 500 hilos de algodón egipcio que son las que deben de tener en el Hotel InterContinental Madrid (no les he preguntado, pero apuesto a que es así). Y es que he tenido el placer de pernoctar en la suite presidencial del madrileño hotel que acaba de reabrir sus puertas hace no más de un mes. Y les prometo que ha sido una experiencia majestuosa, porque si hay un verdadero lujo en esta vida es el sueño, el sueño compartido entre sedas y algodones de primera, y por supuesto en un entorno señorial y de ‘los de siempre’. Y un desayuno de infarto (les recomiendo sus brunch). Porque tanta ‘modernez’ estética del minimalismo carente de personalidad alguna llega a aburrir. De hecho si hay algún diseñador de interiores al que admire profundamente es mi querido y buen amigo Tomás Alía: sabe combinar lo rococó y barroco sin caer en lo ordinario. Y, más ahora, con su estrenada tienda virtual de artesanía, que promete ser todo un hito, está demostrando quién manda en la decoración. Tanto blanco, tanto marfil, ocre y concepto industrial, me provoca somnolencia.
Lo que es sin duda un hito ha sido el vestido azul pastel de la Reina Letizia el pasado 12 de octubre en la celebración del Día de la Hispanidad. Pero no por la belleza del traje y lo bien que le sentaba (a ver: que le sienta bien todo, para qué engañarnos), sino porque es el primer 12 de octubre sin el espíritu Felipe Varela presente en su modelito. Ha decidido celebrar la frescura y la novedad, y convertirse en noticia una vez más por su estética. María Barragán es la culpable, una firma que viste a novias desde 1992, y ya forma parte de la historia de las royalties.
Y con todo esto y más, si alguien nos libra del delirio matinal del ‘qué ponerme hoy’ esa es Marina Testino, quien nos está demostrando la lección de repetir traje, ser sostenibles, y no caer en la falta de higiene. Y es que el concepto de comprar-usar-tirar (lavar, entremedias) es uno de los temas abordados en el capítulo 10 de ‘Orígenes’ en donde Jon Kortajarena y la diseñadora (sobrina de Mario Testino). Marina sabe hacerlo: un traje morado que podría hasta barrer el traje fucsia de la Rociito (aunque este fue usado, en varios días de rodaje, y nos acompañara meses de existencia televisiva). Así que, con todo esto, un abrazo, Marina. Y, a los haters, un saludo. ¡Feliz sábado!