Menú
Katy Mikhailova

Pepas Style o apología de las drogas

Pepas es el 'padre nuestro' de la nueva-moralidad y de las nuevas-juventudes y viejas-juventudes que imitan a las nuevas.

Pepas es el 'padre nuestro' de la nueva-moralidad y de las nuevas-juventudes y viejas-juventudes que imitan a las nuevas.
El videoclip de Farruko | Youtube

Se acabó agosto, el verano, y, como les contaba la semana pasada, los ninis han vuelto a su normalidad de aburguesamiento comedido y pasivo. Con el verano, las canciones. Esas que nos han estado taladrando la cabeza en chiringuitos, bares y proyectos de discoteca improvisada. Una de ellas: Pepas. Que a mí lo de pepas me sonaba la verdad a un grupo de mujeres llamadas Franciscas, o algo en esta línea. Pero no, pepas es el ‘padre nuestro’ de la nueva-moralidad y de las nuevas-juventudes y viejas-juventudes que imitan a las nuevas. ¡En fin! Que ya no sabemos lo que somos, ni dónde estamos, ni qué tragamos. Y Pepas no ayuda a evadirnos.

La canción es pegadiza, pero merece la pena pararse a pensar en lo que uno canta, tararea y sobre todo decora acústicamente en lo que a stories de Instagram nos referimos. Cuando elegimos la canción de turno para el IG, ¿nos planteamos el significado de la misma?

Farruko, el cantante de semejante poesía urbana, y que no tiene ningún vínculo con los Farruquitos flamencos, hace una evidente apología del consumo de drogas. El estribillo reza así "Pepa y agua pa' la seca/ To' el mundo en pastilla' en la discoteca/ Pepa y agua pa' la seca/ To' el mundo en pastilla' en la discoteca". La duda se siembra si uno escucha la canción (y no la lee, obvio), porque la estrofa el cantante la pronuncia así: ‘to e mundo empatilla’ y a mi me sonaba a ‘zapatilla’ (me recordaba al tema aquel de El Canto del Loco de ‘quiero entrar en tu garito con zapatillas…’). Ilusa de mí, creía que era solo eso: zapatillas y las pepas, que sería algún tipo de subestrato de féminas que llevarían un escote hasta el ombligo con pantalón tan corto que uno no sabe si es braga o es que la ropa ha encogido por una incorrecta gestión de la temperatura del agua de la lavadora (¡dramas de primer mundo!).

La moda del reggaeton no sólo salpica a los chonis y chones inclusivos de turno, sino también a todas las clases sociales. Influencers e influ-nadas: todos amamos y bailamos el reggaeton. Yo, sí, yo confieso: escucho reggaeton, escucho a Omar Montes, me divierte. Anestesio mi cabeza, desconecto, y es como comerte una hamburguesa: canción para hoy, diarrea para mañana. Si hasta mi querida Carmen Lomana ha sucumbido, como quien dice, a los encantos de Omar en Starlite; y así lo analiza con su sentido de humor y de la vida en una de sus columnas de hace dos semanas. La gente pide a gritos este tipo de música, y me parece bien. Démosle al pueblo lo que pide. Sin embargo, lo de Pepas me parece que roza la ordinariez, la vulgaridad y la amoralidad hasta unos extremos inalcanzables. Con el daño que hacen las drogas... con todo lo que hace Proyecto Hombre para desenganchar a la gente, como para lanzar ahora un tema defendiendo estas costumbres. No hemos avanzado nada, sino más bien todo lo contrario.

En Chic

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso
    • Escultura