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Katy Mikhailova

Di no a la higiene

Renunciar al lavado diario mejora la calidad de la piel. Es lo que dicen los abanderados del Shower Gate.

Miley Cyrus se da un baño. | Instagram

Vivimos en una sociedad tan moderna y justiciera que algo tan personal como la ducha (y el derecho a una ducha digna) se somete a debate. #ShowerGate es el último movimiento impulsado por múltiples actores de Hollywood, bajo el liderazgo de Jake Gyllenhaal para promover el concepto de "mejoría de la calidad de la piel" renunciando al lavado diario, tal como confiesa en una entrevista a Vanity. Hay ‘todo un mundo’ en la no-ducha, ya que es muy positivo para la piel, aseguraba. Como él, otros tantos pioneros en este descubrimiento a favor del pH neutro. Ashton Kutcher opina que sólo hay que ducharse cuando uno empieza a sudar, confesando que él y su mujer la actriz Mila Kunis bañan a sus hijos "lo justo" para que no pierdan los "aceites naturales de la piel". Algo que generó tal revuelo que al poco tiempo subieron a Instagram un divertido vídeo bañando a sus hijos.

Para más inri, lo que es difícil de encajar es esta postura: "yo hasta que no huela mal, no me ducho". Algo así podría afirmar Kristen Bell (Verónica Mars, en la serie del momento).

Dermatólogos han aparecido en medios de comunicación alertando de que no se debe seguir las tendencias de los celebrities (pero, vamos, que sólo están instando a dejar de ducharse: ¡nadie se ha muerto por oler mal!). Y en medio de todo esto, además de los cientos de memes en las redes mofándose de esta chupipandi holywoodiense, los líderes de movimientos antirracistas no han tardado en darse indirectamente por aludidos. Protagonistas de la comunidad afroamericana confirman que esta discusión es un claro ejemplo del privilegio y superioridad de las personas blancas adineradas, dado que la ducha es una costumbre cultural y no todas las personas negras tienen ese lujo. Como si no hubiera gente blanca en la máxima pobreza…

Lo que todavía estoy esperando es a que se hable del ahorro del agua, de los envases de plásticos de los geles y champú que se estarían ahorrando. No entiendo cómo es que los ecologistas no han salido en defensa de la teoría de ducharse cada 2 ó 3 días con la finalidad de darle un aspecto sostenible y solidario a la higiene. Todo sea por el planeta, el pH extremo y la igualdad de oportunidades.

Me siento como una auténtica miserable por haberme duchado esta mañana, a sabiendas de que hoy, después del baño en el mar, me tocará volver a la ducha (aunque sea express). Estamos, sin lugar a dudas, confinados a acabar con el pH. ¡Salvemos el pH!

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