Hace escasos 4 días Nike compartía una colección de fotografías que han llenado Instagram de polémica. Protagonizada esta 'opera magna' de la estética con ética por flamencos, flamenques, flamencxs (o como "inclusivamente" lo quieran escribir). Bajo el auspicio del bailaor Manuel Liñán y conocido este movimiento como ‘perform the dance in full drag’, se ha generado controversia entre los cientos de millones que siguen la marca deportiva.
Coincidiendo con el lanzamiento de la publicación, compartía un famoso fotógrafo español un pantallazo de los múltiples emojis -en acción de vomitar- que acompañaban los comentarios de la foto en el perfil de la marca, y reflexionaba: ‘por cosas como estas seguimos necesitando el mes del Orgullo Gay’. En esta, la foto, aparecen 7 hombres vestidos de flamencas. La colección de fotos copa ya más de 426.000 comentarios desde el perfil oficial de la marca de ropa deportiva. Sin embargo, a los seguidores de Nike no parece entusiasmarles demasiado.
No termino de entender la necesidad de que se haga permanentemente discurso político-marketinianos de cualquier arte. Ahora le ha tocado al flamenco. Si se baila bien, a mí me da igual cómo se va vestido. Pero, ¿esto de verdad que es necesario?
Desde un punto de vista estético (y desde mi subjetividad) la imagen es un esperpento: no porque haya hombres vestidos de mujeres, sino porque la imagen de esos hombres en cuestión, disfrazados, me parece grotesca. No tiene nada, -absolutamente nada-, que ver con la lucha contra la homofobia: stop homofobia. ¿Por qué si un hombre vestido de mujer no gusta ya es homofobia?
Y por último: ¿qué -diantres- hace una marca de deporte metiéndose en semejante ‘fregao’? Lo de las cholitas escaladoras me parece tierno, heroico y plausible (el post anterior a este, búsquenlo en @nike). Lo que les narro es una estética con ética difícil de entender, desde un perfil que suma más de 152 millones de ‘followers’; seguidores de todo el mundo, procedentes de rincones del planeta en los que no se conoce -absolutamente- nada del flamenco y tienen que aceptar la estética de la debacle en donde parece que prima más el discurso político que el baile. Así no. El flamenco es mucho más que una polémica disfrazada. Es una actitud ante la vida de libertad, respeto y elegancia. Y esto, amigos lectores, dista muchísimo de todo lo mencionado.