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Las extravagancias de Donatella Versace: cocaína, amoríos y otras exageraciones

La diseñadora Donatella Versace ha tenido una vida repleta de fugaces amores y otras drogas.

Donatella Versace | Gtres

En julio de 1997, a las mismísimas puertas de su residencia en Miami, fue asesinado el gran diseñador y empresario italiano Gianni Versace, dueño de un imperio de la moda que incluía marcas de vestidos, complementos, perfumes... Quién acabó con su vida se llamaba Andrew Cunanan, que inmediatamente de cometer su crimen se quitó la vida. Las investigaciones posteriores a cuanto sucedió a la entrada en Casa Versace o la más que probable relación que tuvieran ambos no resolverían el móvil del suceso. Circuló la más posible de esas razones: venganza de un amante despechado. Nada más celebrados los funerales, quienes ejercían la administración de la empresa se reunieron con los herederos de la víctima, sus dos hermanos Donatella Versace y Santo, que se pusieron al tanto del negocio y a trabajar para que la ausencia del creador de la internacional firma no representara una caída en ventas.

El padre había sido banquero de la aristocracia italiana. Gianni, el primogénito, se decantó en su juventud por el mundo de la moda, los diseños, y el apellido dio la vuelta al mundo. Donatella, la menor, no mostraba la misma inclinación profesional y lo único que quiso fue ejercer de relaciones públicas, faceta que siempre se le dio estupendamente, por su innata simpatía. Allá donde iba llamaba la atención por su atractivo, la ropa que lucía y el revuelo de sus escándalos periódicamente difundidos en las revistas italianas. Luego, las imágenes de Donatella aparecerían también en publicaciones europeas y de Estados Unidos. Donatella exageraba su "look", con sus cabellos rubio platino, unos abultados pómulos, retoques continuos en su rostro, abusando del "bótox" con sus labios sugerentes. Ni que decir que caminó siempre sensualmemnte. Estaba en los "saraos" de moda, disputando frívolamente su belleza con modelos afamadas o estrellas del espectáculo. Apenas se sabía, salvo en su círculo íntimo, que estaba a merced de la cocaína, que consumía diariamente. Así, durante dieciocho años. Gianni Versace quiso encaminarla por derroteros más prudentes. Deseaba que Donatella colaborara de un modo más activo y eficaz en la empresa. Creó una marca de perfume, "Blonde", pensando en ella y le encargó diseños peculiares, que responderían a la denominación "Versus". Donatella, efectivamente, fue poco a poco convirtiéndose en colaboradora cercana a Gianni, aunque tuviera constantes peloteras con él pues ella no renunciaba a su vida alegre y descocada.

Donatella, en 2019 | Cordon Press

Innumerables fueron sus romances, sus líos sentimentales de una sola noche. Hasta que quiso sentar un poco la cabeza contrayendo matrimonio con un modelo estadounidense que exhibió ropa de los Versace, llamado Paul Beck. La boda fue en 1983 y se divorciaron en 2000, después de tener dos hijos, Allegra y Daniel. Una de las mayores aportaciones de Donatella Versace en un principio fue conseguir que algunas famosas publicitaran sus modelos, bien merced a contratos publicitarios, a cambio de vestir gratis, o por pura amistad con ella. Fueron los casos de Madonna, Jennifer López, Demi Moore, Christina Aguilera... Además, contaba con el concurso de las más cotizadas "top models" para exhibir sus creaciones: Claudia Schiffer, Naomí Campbell, Cindy Crawford... Por sus locales iban de compras Catherine Zeta-Jones, Kate Moss y Elton John, entre otros. El millonario cantante pop británico llegó a tener tanta confianza con Donatella que, en 2004, cuando la adicción de la modista a las drogas era imparable, la aconsejó que cortara por lo sano, poniendo a su disposición su avión privado rumbo a una clínica de desintoxicación de Arizona, a donde llegó en chandal, dispuesta a someterse a un férreo tratamiento, lo que conseguiría al final. Eso sí, por los pasillos de la clínica, no renunciaba a su "sexy" imagen, paseándose más pintada que una puerta y con elevados tacones afilados, de esos de aguja. Se contaba que aparte de la clientela antes referida alguna vez fue a verla nada menos que el príncipe Carlos de Inglaterra. Seguramente adquirió alguna prenda, habida cuenta de la elegancia que siempre ha exhibido el eterno heredero al trono de los Windsor. Se rumoreaba que tenía relaciones íntimas con Donatella. Si ello ocurrió, no existen desde luego pruebas contundentes; sospechas, algunas, que hacían felices a los reporteros de los tabloides londinenses. Al fin y al cabo no iba a ser la primera vez que el orejudo príncipe no le pusiera los cuernos a Lady Di.

Donatella puede que no naciera con los cabellos rubios, pero sí que ha mantenido ese color de sus cabellos. Posiblemente por una obsesión que tenía su hermano Gianni, que estaba fascinado por una cantante pop de los años 70, Patty Pravo, que así los llevaba. Yo mismo lo comprobé en Barcelona en un largo encuentro que mantuve con la simpática intérprete italiana. A Donatella siempre le ha gustado rodearse de artistas de la canción, como Lady Gaga, con quien le une, amistad aparte, una misma atracción por la extravagancia, "lo friki". Lady Gaga le dedicó una canción titulada con el nombre de la italiana. En "Donatella", el estribillo rezaba que era "rubia, rica y un poco golfa". Pero a Donatella Versace le pareció genial el tema, sin importarle que la encontrara "bitch" o medio puta. Que hablen de una, aunque sea bien, podía repetir con su obsesión por estar siempre en candelero. Porque, a la hora de firmar sus diseños, lo que ha hecho siempre Donatella es innovar, de manera provocativa, revolucionaria. Su hermano Gianni era más conservador. Supongo que la firma Versace cultiva en la actualidad ambas tendencias para no perder una clientela de siempre y ganar otra más joven y reivindicativa de la moda.

Donatella Versace afrontó otras aventuras, con las que su nombre alcanzó más popularidad: sus colaboraciones, "cameos" en varias películas, como El diablo viste de Prada, y series de televisión. Lo que ya no le agradó fue que se llevara a la pequeña pantalla el brutal asesinato de su hermano, en la serie American Crime Story. El papel de Donatella en ese guión estaba pensado para que lo interpretara Lady Gaga; finalmente fue a manos de Penélope Cruz. Nuestra compatriota interpretó el personaje lo mejor que pudo. Amiga y clienta de Donatella no quiso ofenderla. Y ésta, comprendiéndola, no la criticó por aceptar ese trabajo. En septiembre del pasado año el grupo norteamericano Michael Kors, luego denominado Capri Holdigs, compró la empresa Versace. Se especuló que pagó cerca de dos mil millones de dólares. Beneficiados, Donatella y su hermano Santo, también diseñador. Lo bueno del acuerdo es que ambos han seguido en la empresa, y ella incluso continuando como responsable de los diseños, con el sello siempre de los Versace. Esta siempre sorprendente mujer ya no da los escándalos del pasado, aunque no renuncie a su personal idiosincrasia. Nada se sabe de su situación sentimental. En 2004 estuvo conviviendo un año con Manuel Dallori, con quien la dan como casada, término que me ha sido imposible verificar. Luego, si ha tenido otras experiencias, no han tenido mucha relevancia social. En cuanto a sus dos hijos, últimamente ha estado muy preocupada por su primogénita, Allegra, que padece de anorexia. Y nunca olvida a su hermano Gianni, a quien los grandes de la moda rindieron un homenaje hace un par de años, con motivo del vigésimo aniversario de su asesinato.

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