A América en bote
Ahora dicen que Greta Thunberg es un ejemplo a seguir. No tanto en la lucha contra el cambio climático, sino como pelmaza.
Hasta Tarzán se fue a Nueva York contaminando el mundo. Greta Thunberg va contaminar menos que Deborah Kerr en Tú y yo. Parece que se ha tomado un año sabático en sus estudios (yo no puedo con tanto señoritismo por el planeta) y se va a América en bote para participar en la cumbre climática de la ONU que tendrá lugar el 23 de septiembre en Nueva York. Pero no tan en bote como Huckleberry Finn por el Mississippi. Irá de Gran Bretaña a Estados Unidos en el Malizia II, una modernísima embarcación de regatas que funciona con energía solar y con la electricidad producida por unas turbinas que están bajo el agua. Lo he leído en la prensa y es como un chiste (como que su madre, cantante de ópera, dejara de viajar en avión por la niña). No arriendo la ganancia de Pierre Casiraghi, el patrón del barco. Compartir un espacio tan pequeño con Greta. Antes voy en la galera de ‘Ben-Hur’ remando. Pierre, a mí me llevas en el Pachá III. El hijo de Carolina de Mónaco es defensor de las causas medioambientales, pero bien que caza perdices de granja.
Meghan Markle es la coeditora del número de septiembre de Vogue UK junto al editor jefe Edward Enniful. Markle homenajea a 15 mujeres de la política, el deporte y las artes. Un proceso de selección personal. En la portada, fotografiadas por Peter Lindbergh, aparecen en blanco y negro las caras de las 15 mujeres. Clásicas como Jane Fonda, que tanto gusta a Álvaro Pombo, casi clásicas como Christy Turlington, nuevas como Laverne Cox (la trans de Orange is the new black) y otras también seminuevas como la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie o la exrefugiada y boxeadora Ramla Ali. También Jameela Jamil, defensora del movimiento body positive (busca visibilizar la realidad del cuerpo frente al body shamming: avergonzar a las mujeres si su físico no cumple con la belleza reglamentaria). Por supuesto, entre las 15 está Greta Thunberg.
Una especie de lista blanca, lugar común y lección de lo que está bien en el mundo (por tomar prestado al contrario el título de Chesterton). Una vez, hace años, pidieron a Boris Izaguirre en una revista femenina, creo que en Elle, una lista de mujeres con estilo. Una de las que nombró fue Sara Montiel. A la ceporra al cargo del estilo comment il faut de las mujeres le pareció que Sara Montiel no se ajustaba a lo que sus lectoras entenderían por mujer con estilo. Amárrame los pavos. ¡Sara Montiel! Como si alguna mujer con estilo (salvo María Félix) hubiera llegado a los talones de María Luján.
Pero, oye, que Greta Thunberg es un ejemplo a seguir. Y no estoy hablando de la lucha contra el cambio climático o lo que sea, sino de su categoría como pelmaza. Cuando vuelva podría viajar en una balsa armada por rollos de totora atados entre sí como Kitín Muñoz cuando atravesó el Pacífico. El Mata Rangi II parece más ecológico que el Malizia II. Y tan de señoritos.
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