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Tra Tra, y 500 por detrá

"Yo debo de ser ese bicho extraño que ni ama ni odia a Rosalía".

"Yo debo de ser ese bicho extraño que ni ama ni odia a Rosalía".
Rosalía en su nuevo videoclip, 'Con altura' | Youtube

Pobre Rosalía a la que se le está linchando por tener un caché demasiado elevado. Sí, sí: hablo de la catalana que dice hacer flamenco adaptado a los tiempos actuales, y cuya estética es una extraña mezcla entre las Kardashian y Beyoncé, y la folclórica del Whatsapp.

Y es que, desde que el alcalde de Valladolid se deprimiera y revelara en Twitter que la ‘cantanta’ pedía 500 de los grandes para actuar en las fiestas patronales, las redes siguen a día de hoy incendiadas y divididas entre los que odian-a-muerte-a-rosalía y los no-cagan-con-rosalía.

Yo debo de ser ese bicho extraño que ni la ama ni la odia. De las que no pagaré una entrada para ir a verla pero no me importará poner su música de fondo en Youtube mientras hago sentadillas. ¿Sus canciones? Molan. ¿Ella? Tiene rollo. Pero no es ni la última cocacola del Desierto, ni mete goles como Mbappé y tampoco es que vaya pidiendo la paz en el mundo… Así que, con o sin Rosalía, el pseudo-flamenco-comercial puede sobrevivir.

Aunque algo tiene. Lo reconozco. Llámalo ‘duende’. Llámalo alma. Magia. Una mirada angelical a la par que sensual. Y, más allá de su estética estrambótica, cantar… lo que se dice cantar, canta. ¡Y hasta afina!

¿Su estilo? Plataformas que no veo desde la época de las Spice Girls, acompañadas de medias blancas de rejilla con brilli brilli, que asoman de unos minishorts diminutos en pleno invierno… todo ello combinado con algún llamativo abrigo de pelitos de animal (por supuesto: no de animal, sino que simule los pelitos del animal, porque hoy día hay que ser ecológicos y empatizar con el agujero de la capa de ozono…)... Y, aunque sea de noche, ‘mu malamente’, que no falten unas gafas rojas en forma de corazones (a lo Lolita de Nabokov en esa segunda versión cinematográfica). No sin las uñas: tan picudas como incómodas, que recuerdan a las de ‘quita y pon’ que se venden en los ‘chinos’ para Halloween. No uñas, ni uñazas… uñacas, que invitan a la pregunta que todos nos habremos planteado alguna vez: ¿cómo se rasca la nariz, y alguna que otra parte del cuerpo?

Lo que está claro es que quien no quiere rascarse el bolsillo es el alcalde de Valladolid, algo en parte comprensible, dado que no es su dinero. O quizás, y como apuntan las buenas lenguas, no le dejan rascarse el bolsillo porque el repre haya (presuntamente) inflado sus honorarios con el fin de evitar ese concierto. Porque concierto, en realidad, no tiene, ya que carece de un espectáculo redondo de principio a fin. Tiene temazos, pero le falta aun contar con un show en el que Rosalía sea la única artista, y no se combine con otros cantantes.

A su favor, y en materia de moda, diré que es comprensible que un artista busque una imagen estrafalaria para desmarcarse de la mayoría mediocre y aburrida. Así que, ni tan malamente. 'Tra tra' por ‘detrá’, y 500 de los grandes volando van y volando vienen.

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