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Katy Mikhailova

¡Mamá: quiero ser negra!

"Esta podría ser la filosofía silenciosa (porque ellas lo ocultan) que más de una mujer repite y demuestra al mundo entero desde su perfil de Instagram"

Kylie Jenner | Instagram

Querer parecer lo que uno no es, disfrazándose a diario (bajo litros de maquillaje para la piel), me parece algo aburrido, desfasado y que denota un claro complejo. ¡Con lo bonito que es la naturalidad, la espontaneidad estética y la belleza heredada! Válido tanto a la negra que quiere ser blanca, y viceversa. El tema de Michael Jackson lo apartamos por hoy (como genio que fue, pudo tomarse la licencia de hacer cualquier chorrada de este tipo sin que le juzguemos).

Retomando lo primero, como dice mi titular, esta podría ser la filosofía silenciosa (porque ellas lo ocultan) que más de una mujer repite y demuestra al mundo entero desde su perfil de Instagram. Este movimiento estético lo han bautizado como el black fishing.

Los analistas de tendencias hablan de una "apropiación cultural" indebida. ¡Tampoco es para tanto! ¿Acomplejada y más perdida que un pulpo en un garaje? Sí. Al final no deja de ser libertad de expresión estética que, a efectos prácticos, (en principio) no perjudica a nadie; aunque siempre habrá alguien que se sienta ofendido.

¿O qué pasa? ¿Que las mujeres negras pueden alisarse el pelo al estilo occidental y las blancas no pueden optar por las trencitas 'afro'? ¿Las mujeres asiáticas no pueden buscar el efecto ojos-grandes al más puro estilo europeo? ¿O, por ejemplo, no aspiramos a tener los labios más gruesos? ¡Bendito botox! ¡Benditas planchas de pelo! ¡Fabuloso maquillaje! Pero, ¡qué pena de vida alienada que algunas veces llevamos (y me incluyo)!

Aunque a estas alturas de la columna parezca que caigo en una ligera contradicción argumentativa, personalmente me parece una estupidez cometer el error de aparentar ser de otra raza. Pero, objetivamente reconozco que cada uno debe hacer lo que le salga de los tacones, mientras no pise la libertad y los derechos de otros.

Algunas bloggers optan por el black fishing y monetizan este cambio. Y enseguida, como es de esperar, saltan las envidias (a través del anonimato en la red, y, a menudo, con insulto gratuito). Los trolls aseguran "haber vivido engañados", creyendo que la instragramer en cuestión es negra y ha nacido negra y, por tanto, morirá siendo negra. Hay un caso significativo de una influencer sueca, Emma Hellberg, que, con apenas 19 primaveras, ya cuenta con más de 200 mil followers y practica esto de "tunearse" de negro y demás, y forrarse mientras tanto. ¡Pues bien por ella! Aunque estoy convencida de que podría ganarse la vida sin engañar y engañarse, y sin renunciar a la moda y la imagen.

Admiro la mayoría de los cutis de muchas mujeres negras, así como sus cuerpos musculados de los que gozan muchas de ellas sin tan siquiera entrenar. También sus abundantes melenas. Del mismo modo, me parece impresionante la belleza asiática: sus pieles lisas y nacaradas, sus cuerpos finos. La europea: tan heterogénea como flexible. ¿Por qué no nos aceptamos tal cual somos? ¿Qué tal si le sacamos el máximo partido a lo que somos sin caer la locura de vivir una mentira?

Es muy triste volverse esclavo de un color. Nada más genuino que respetar, asumir y sentirse orgulloso de lo que la naturaleza, (¡que es muy sabia!), nos ha regalado. La oportunidad de vivir acorde a la verdad espiritual y la física es vivir sabiendo que no te equivocas.

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