Grandes, pequeños; naturales, con silicona. Caídos o levantados. Bronceados o rosados. Da igual. Censurados en Instagram. O no… Y, si no, que se lo cuenten a las activistas del movimiento ‘free the nipple’. Y es que, según de qué manera, un pezón tiene cabida en las redes.
Por ejemplo, las transparencias en la ropa es una forma de mostrarlos sin prohibiciones. Camisa blanca, ajustada y mojada. ¡Y voilá! Pezón al descubierto. Kim Kardashian también es una experta, ya que muestra sus glúteos y pechos sin ningún tapujo. ¿El secreto? La pintura. Si te bañas con polvos color gris perla, y semejante sustancia cubre todo tu cuerpo, el desnudo no entiende de censuras. También vale si, sobre el pezón, se pinta otro pezón: estaríamos hablando así de un "doble pezón" y, por tanto, no sería motivo de prohibición. También son válidos los pechos en monos y gorilas hembras, aun cuando tales pechos correspondieran al de una mujer; y, por supuesto, nada que decir de tetas pintadas en camisetas o esculpidas en anillos (como hace la marca Coucou Suzette ) o esculturas diversas. Esto último también se acepta en Instagram.
Vamos: que según quién, cómo, dónde y, sobre todo, de qué manera, los pechos tienen cabida o no. Desconozco si el movimiento de enseñar los pechos tiene algún sentido.
Me hace gracia la entrevista que concedió Fernando Sánchez Dragó hace unos días a un portal digital. Comentaba la importancia de los ojos para enamorarse y confesaba que él se fijaba sobre todo el los tobillos y las muñecas de una mujer. "En las tetas cabe más variedad. La teta grande está bien, la pequeña está bien, la tiesa está bien, la dura está bien, la caída está bien…", afirmaba. Vamos, que por pechos no se dará una ruptura sentimental en su casa. Pero en Instagram según qué teta tienes te diré si la subes o no (o si te la dejan subir) a la red.
Esto me vuelve a reconducir a aquella carta que publiqué en este mismo espacio, contestándole a Mario Vaquerizo sobre su pasión por las tetas grandes. Yo hice mi particular apología de las pequeñas. "Pecho que mano no cubre…", ¿se acuerdan?
Hace un mes y pico la hija pequeña de Kiko Matamoros y Makoke, Anita Matamoros, una influencer de 18 años con miles de seguidores, se sometía a una mamoplastia para reducir el tamaño de su pecho. Las estadísticas en la cirugía en Occidente muestra una tendencia que va en aumento a la hora de operarse las mamas para reducir su tamaño.
Tres años después de aquel artículo mío, seguimos con la misma guerra. España sigue aún divida entre los que ganaron y perdieron la Guerra Civil, entre los que piden la tortilla de patatas con cebolla y sin. Y los que las prefieren grandes o pequeñas. Aunque a Instagram el tamaño le importe poco.