¿Tenis, surf o ballet?
Hablemos del famoso “traje posparto” de Nike que Serena Williams lució en el pasado Roland Garros
Jugadora activa de pádel, soy una compradora habitual de los conjuntos de tenis de Nike y Adidas. ¡Me encantan las falditas con sus shorts incrustados, de licra, cómodos, que transpiran, en donde además hay un apartado para guardar una pelota de tenis!
Me encanta jugar cómoda. Me encantan estos deportes. Me encantan las mujeres. Me gusta mucho más el tenis femenino que el masculino (¡lo encuentro más sorprendente!). Amo la femineidad. Me fascina estar cómoda. Pero, lamentablemente, sin la libertad no vamos a ningún lado.
Hay veces en las que la vida te obliga a elegir entre las tradiciones o la defensa de la voluntades estéticas (ligadas al pragmatismo), y cuesta decidirse. Fiel seguidora de los clásicos renovados, y escribiendo de moda, disfruto como una enana analizando cómo se modernizan los tradicionales vestidos de tenis. Y cómo, además, se inventan nuevas fórmulas en tejidos, entre otras cosas, para hacer más fácil el juego.
Hablemos del famoso "traje posparto" de Nike que Serena Williams lució en el pasado Roland Garros, con una estética más propia de surfista que de otra cosa. Me parece horrendo. Bien. ¿Y? Sigue siendo ropa deportiva, respetando y encajando así en lo que este deporte necesita, ¿no? En invierno juego con pantalón largo. ¿Algún problema para que el presidente de la Federación Francesa de tenis asegure que el conjunto de la americana le estaba "faltando el respeto al juego y al tenis"?
Que sí. Que, al igual que todos ustedes que me están leyendo, creo que coincidimos en que el traje es oscuro, agobiante y no realza lo mejor de la figura de esta superwoman. ¿Y qué? ¿No puede por ello ganar títulos?
Al parecer, el traje estaba confeccionado de tal manera que "repararía" los problemas de coagulación a consecuencia de dar a luz a su hija. Algo que podríamos discutir. No soy una experta de esta materia. Quizá haya un interés de marketing oculto para crear polémica y vender esos conjuntos como churros. Quién sabe. Pero no debería importar.
Lo que no me da igual es que le estemos dando tanta importancia a un hecho tan frívolo y secundario.
Tampoco me ha gustado el tutú de esta semana. Sí. Es tenis. No ballet. Como tampoco es surf ni piragüismo. Yo tengo una falda de Puma de la temporada pasada (en lila y negro) y es incomodísima. La estrené para acudir al concierto de Juan Luis Guerra en Starlite. No para hacer deporte. Es incómoda. Pero muy original. Desconozco cómo es practicar deporte con la falda de Nike. Pero si uno quiere ir así vestido, ¿quién es el Señor Giudicelli para imponer cómo debe jugar Serena?
Entendería que llevara tacones, jugara con vaqueros, llevara transparencias o hiciera propaganda política con su ropa.
No voy a entrar en el debate del machismo. Voy a ceñirme al hecho en sí de la manera más objetiva: número uno, los tiempos se modernizan, no es la primera ni la última en innovar en el mercado de la equipación para este deporte, y, por tanto, se viste como le apetece. Y punto. Mientras se pueda devolver la pelota y hacer el punto sin estropear la pista, que siga la fiesta.
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