
No hablamos de años, sino de kilos. 60 kilos. Que es casi nada. En Malasia los expertos de moda -algunos- opinan que si pesa más de 60 kilos es mejor que no vaya a ver los desfiles de moda. Así escribía en Facebook Zaihani Mohd Zain.
Al parecer, si pesa más de 60, sucede un fenómeno muy curioso que yo he decidido denominar como ‘roce interno de muslos, contacto físico externo no voluntario con extraños’. Hasta podríamos definirlo como una fobia. La muslo-roce-fobia.
Y es que, según esta experta en el mundo del lujo, "los muslos se desparraman por los lados de las sillas y es incómodo para los que están sentados al lado". Se refiere a los asientos de los desfiles. Pero supongo que esto es válido para otros lugares.
¡Que nadie con más de 60 kilos se siente a mi lado! Es más: debemos hacer un llamamiento a los organizadores de la Fashion Week de Madrid y que en Ifema hagan los asientos más grandes, para los que pesan 65 kilos.
Auditorios, teatros, cines, metros, buses… ¡hasta los estadios! ¿Se imaginan? "Si pesa más de 60, o páguese el palco vip, o se queda de pie. Que el frotamiento interno de los muslos hace que entre en contacto físico con otras personas. Y no queremos que esto ocurra durante un partido".
Hasta podría darse la fortuna de que Ryanair y similares, además de pesar tu maleta y probar que encaja en el tamaño máximo permitido, también te pese a la entrada de un avión y hasta te haga la prueba de si tus muslos entran o no con facilidad en un asiento estándar antes de embarcar.
Ironías aparte. El personaje en cuestión, después de convertirse en un tema viral en el mundo entero, decidió salir de la situación recurriendo a "un Samuel Eto’o": el clásico "si ofendí a alguien, pido disculpas". "Eres gordo y los gordos no merecéis coexistir con los delgados, pero si te he ofendido, te pido disculpas".
En verdad, todos alguna vez hemos recurrido a un Eto’o. Pero no por asuntos tan serios y preocupantes. Recurrimos a un Eto’o por cosas del tipo de "tenemos 12 Champions pero si te he ofendido, pido disculpas, porque vamos a por la 13", y cosas similares.
En cualquier caso, y, poniéndome seria, mensajes en redes sociales como los de esta señora no son más que el reflejo de la misma conciencia silenciosa y silenciada que padecemos en Occidente. Todos aspiramos a ser relativamente delgados. Resultones. Normales pero con barrigas contenidas -sí, que no caen, vamos, y sin recurrir a fajas-, pero mentimos y fingimos que la belleza no se mide por la talla, aunque pasemos hambre para que se nos abroche el pantalón caqui de este temporada -se lleva el caqui esta primavera, ¿lo había comentado ya?-.