El Palacio Real de Madrid se vistió de gala el pasado lunes para recibir al presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa. Don Felipe y doña Letizia fueron los encargados de presidir la tradicional cena de gala ofrecida en su nombre.
En un momento complicado para la Casa Real, doña Letizia quiso centrar todas las miradas en su estilismo. La Reina dejó de lado su diseñador de cabecera, Felipe Varela, para apostar por otra diseñadora española, Ana Locking.
Apartando por un día la sobriedad que la caracteriza en cada una de sus apariciones, la reina Letizia apostó por un estilismo mucho más rompedor con un vestido que ya lució la actriz Marta Nieto en los premios Feroz 2017.
Se trata de un vestido estilo sirena, con manga larga, cuello a caja y color azul noche que incorpora perlas bordadas en relieve y unas aberturas estratégicas en la parte del pecho, la espalda los brazos.
Atrás queda su notorio rifirrafe con la Reina Sofía. Doña Letizia le hizo un guiño y eligió una de las joyas de pasar preferidas de la reina emérita, la diadema de Cartier y unos pendientes de chatones pertenecientes a la reina Victoria Eugenia. Se trata de la primera ocasión en la que Letizia luce esta notable joya con gran trayectoria dentro de la Casa Real.
Un gesto que, sin duda, sirve de "guiño" a todos aquellos que conozcan la historia de esa pieza. Tras el incidente de hace unos días, en el que Letizia se interpuso para evitar una foto de Sofía con sus nietas, y la polémica consecuente, la institución se ha visto obligada a atajar la sangría de comentarios en periódicos y redes sociales acerca de la supuesta mala relación de las dos reinas. Una escenografía de la reconciliación que aquí alcanza su máximo apogeo.