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Katy Mikhailova

De infancias y millones

Entre los youtubers mejor pagados en 2017 aparece en el ranking nº8 un niño de 6 años con sus vídeos de análisis... sobre sus juguetes.

Entre los youtubers mejor pagados en 2017 aparece en el ranking nº8 un niño de 6 años con sus vídeos de análisis... sobre sus juguetes.
Ryan | ryan toysreview

Niños prodigio, niños mediáticos o simplemente infancias truncadas. Es difícil el debate sobre el fenómeno psicológico de aquellos niños que se convierten en estrellas. La mayoría, terminan en el cruel olvido. Todo esto me viene a la mente al leer que en la lista de Forbes, entre los youtubers mejor pagados en 2017, aparece en el ranking nº8 un niño de 6 años. Ingresa cerca de 11 millones de dólares. ¿Escalofriante, verdad? Se llama Ryan y su canal es ‘Ryan ToysReview’.

Al igual que ustedes, yo también oigo por primera vez el nombre de este pequeño influencer. Lógicamente no somos su público objetivo ni el de las marcas que le publicitan -o eso creo-. Goza de más de 10 millones de suscriptores. Y su cometido es, con un tono repelente, enseñar sus juguetes y opinar sobre ellos.

Detrás del pequeño Ryan, hay una madre que dejó su trabajo de profesora de química para emplear su tiempo en levantar un imperio de Youtube. Un niño que -probablemente- no tiene conciencia alguna sobre su actividad que le "viene dada".

La madre le creó el canal cuando apenas tenía 2 años de edad. No soy la persona más entendida en materia de psicología infantil, pero supongo que, detrás de la felicidad aparente del menor, podría haber una madre con cierta tendencia a la vanidad y a la avaricia.

Con la triste noticia del cierre de Interviú, di casualmente con aquella polémica portada de Marisol: esa niña cuya infancia -podríamos afirmar- fue usurpada. La enorme pena es que el éxito que vivió en su infancia y adolescencia no supieron gestionarlo en la etapa adulta de Marisol; algo que, en caso del pequeño Ryan y similares, ocurrirá de otra forma, ya que es muy probable que la audiencia vaya envejeciendo junto a Ryan. Contar con un colchón de seguidores es mucho más útil.

No es un caso aislado el de Ryan, pues son decenas y decenas de niños influencers, tanto de jueguetes como de moda. Me pregunto si no sería más coherente -ya que le siguen millones de otros niños en todo el mundo- promover alguna clase de filosofía vital más allá de la diversión, el materialismo y el vacío emocional. ¿Acaso el esfuerzo y la gratitud -que todos los niños deberían entender para cuando se les regalan juguetes- no son valores lo suficientemente importantes para que cultivarlo? Si mi generación ya viene cojeando, me temo que lo peor está por venir.

En Chic

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