En casi 6 años que llevo colaborando en este diario he escrito un sinfín de columnas hablando de la defensa de la mujer con curvas, de la mujer natural y sobre aquello que decía Adolfo Dominguez de ‘la arruga es bella’.
Bajo titulares como los de La belleza andrógina, ¿La Curva desvirtúa la prenda?, No es modelo xl; es modelo, Gorditas y preciosas, ¿eres gorda si usas una 40?, La curva de la curva, entre otros, he intentado aportar mi granito de arena a la causa, pero aprecio la hipocresía de una parte importante de la sociedad. Sí, todos se suman al discurso políticamente correcto de "belleza natural" pero a la hora de la verdad la delgadez es ese estado aspiracional con el que todas, o la mayoría, sueñan.
Años llevo teorizando sobre el fenómeno de la desgracia que nos ha tocado vivir de la moda de la hiperdelgadez y seguimos sin encontrar una respuesta a tantas preguntas, una salida a este bloqueo y una solución a este grave problema que trasciende lo estético.
You have got to be shitting me, Zara. pic.twitter.com/tiOsJv5AVy
— Muireann O'Connell (@MuireannO_C) 28 de febrero de 2017
Y es que la última polémica la ha protagonizado Zara, como ya se habrán enterado, con la campaña de las dos modelos extremadamente delgadas que promocionan unos vaqueros y con un eslogan que dice "ama las curvas".
Los diseñadores las prefieren delgadas. Porque son más cómodas de vestir, luce más el vestido y menos la mujer, y, sobre todo, porque sigue siendo el canon de belleza imperante en el imaginario social colectivo en Occidente.
La delgadez está de moda, por mucho que nos pese. Y aunque haya una tendencia a cosechar culos-kardashian, no nos engañemos. Seguimos pasando hambre para la operación-bikini -que está más pasada que la rita- y los fofisanos es un concepto válido sólo para ellos.
Zara ha metido la pata, desde mi humilde opinión y con toda mi admiración al modelo de negocio de Inditex. Y es que para empezar a cambiar la situación, marcas como la mencionada deberían empezar por ir poco a poco mostrando diferentes bellezas, al igual que sí lo han hecho con las muñecas Barbie -las hay altas, delgadas, bajitas, más gruesas…-. Proyectos como estos son los que están empezando a cambiar la mentalidad de los más jóvenes; pero los diseñadores, a través de la alta costura y la moda low cost, tienen el deber ya casi moral de pensar en la salud física y mental. Porque, como dice mi amiga curvy Eva María Pérez Llano, la belleza no se resume en unos centímetros que rondan las traumáticas cifras de 90-60-90.