El pelo de Colau
Yo entiendo, o trato de hacerlo, que ustedes, los de la marea morada, son así de modernos, así de transgresores; no entienden ni de éticas ni de estéticas.
Querida Ada:
El espectáculo del pasado domingo fue cuanto menos bochornoso. Y es que, aunque más de uno se fijaba en la señora que estaba detrás de usted durmiéndose, creo que ha llegado el momento de sincerarnos.
No sé si va a tener la intención de leerme, pero antes de ir directos al tema principal, he de decirle que aproveche estos consejos, que son gratis.
Esas sandalias-chanclas que en alguna ocasión ha mostrado, sólo y exclusivamente deben usarse para ir a la piscina, a la playa o al campo. Ir y volver, también durante la estancia en tales lugares, pero jamás acudir a un acto político en una ciudad con periodistas. Y más cuando los deditos no son especialmente bellos. Bueno, en verdad es difícil encontrarse a alguien con unos dedos de pies bonitos. Los míos no lo son. Pero, al margen de si son agradables o feos, no los exponga de esa manera, por favor.
Yo entiendo, o trato de hacerlo, que ustedes, los de la marea morada, son así de modernos, así de transgresores; no entienden ni de éticas ni de estéticas. Sin embargo, deben concienciarse de que la forma en la que ustedes se presentan es una falta de respeto hacia todos los ciudadanos.
Hablemos también de esas chaquetas largas y sueltas que usa, Ada. Para las mujeres de complexión menuda y algo gruesa llevar ropa exageradamente suelta tampoco es la solución. Deje ya a un lado esas chaquetas de lana largas, y elija una bonita americana que pueda combinar con un pantalón campana que va desde la cadera. Nada de pantalones pesqueros. Quizás una falda en forma de campana hasta las rodillas, combinada con unos zapatos de tacón no le vendría mal. Por cierto, ¿usa tacones? No le vendría mal subirse sobre unos 8 centímetros como poco.
Hablemos de su pelo. No es cuestión de tamaño sino de corte. Si usted reniega de la melena larga —bien por el pragmatismo y la comodidad, bien por cuestiones ético-morales—, me parece comprensible, pero lleve un corte de pelo que le favorezca. Un pelín más largo en la parte de atrás y menos apelmazado. Vaya cambiando de champú, por favor, o lávelo con mayor frecuencia. El champú anticasta de Pablo Iglesias no es lo que mejor le va para su melena. Y, ante todo, tómese todo esto con humor, por favor, que es lo que falta en estos tiempos. Póngase, si carece de tacones, una bufanda con la bandera española porque, por encima de todas las cosas, es usted española, le guste o no. Dúchese, Colau, dúchese: usted me entiende, hablo de su moral, limpiéla, haga las cosas bien por una vez, dúchese para eliminar toda la toxina secesionista que le impide ser lo que usted es.
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