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Katy Mikhailova

Pantalones rotos, alma descosida

¿Quién es capaz de llevar, por ejemplo, en pleno enero, febrero, incluso marzo, unos pantalones con agujeros permitiendo que el frío penetre en nuestra piel?

¿Quién es capaz de llevar, por ejemplo, en pleno enero, febrero, incluso marzo, unos pantalones con agujeros permitiendo que el frío penetre en nuestra piel?
Vaqueros rotos | Cordon Press

Hablar de vaqueros rotos no es una gran novedad, ya que es algo que ha persistido a lo largo de la historia de la moda desde su primera aparición en los 80 como símbolo de rebeldía. Y a lo largo del tiempo ha sido un fenómeno en esta industria en Occidente con sus "idas y venidas". Llegan, se quedan 2 ó 3 temporadas, y se van; regresan a los 3 ó 4 años. Y vuelta a empezar.

No es así del todo, pues en la moda no hay matemáticas, pero sí tendencias y gráficos.

Estamos tendiendo al pragmatismo y a la comodidad -no hay más que ver esos tacones de Chanel agotados en sus tiendas, de tacón corto, cuadrado y ancho, en color blanco con punta negra-, ya nadie se cree que una mujer un lunes por la mañana va a trabajar subida en unos 15 centímetros de Louboutin por el valor de 400 euros y acude a la oficina en minifalda ajustada. La moda se encuentra en un momento de buscar y recrear en sus pieles el realismo y darle sentido al fenómeno de que los tacones de infarto son, si acaso, para el sábado por la noche.

Y, sin embargo, los vaqueros rotos, pero bien rotos, son el producto más demandado de las últimas 2 temporadas. Acudir a una tienda de moda líder en el mercado e intentar buscar un pantalón "entero" es como buscar a un liberal, que no libertino, en una convención de Podemos.

Y el gran dilema es: ¿qué diantres hacéis, chicas, en pleno invierno, con un frío que pela, con pantalones rotos, de esos que cuando te sientes la rodilla asoma como si fuera la cabeza de un gato asomando en una bolsa en la que se está quedado sin aire?

¿Qué sigue ocurriendo en esta sociedad? Porque yo no tengo ni un solo vaquero roto en mi armario. Y el meollo del asunto es que las roturas de unos tejanos agujereados -agujereados, por cierto, en lugares "estratégicos"- tienen una supervivencia bastante inferior a unos normales, por el simple hecho de que tales "roturas" se van ampliando hasta terminar por romperse por completo el pantalón.

Da igual. La moda no sería moda si la gente la consumiera con inteligencia. La moda tiene ese algo mágico que se basa en los impulsos, la irracionalidad, y, por desgracia, la alienación.

Vuelvo al mismo hecho: ¿quién es capaz de llevar, por ejemplo, en pleno enero, febrero, incluso marzo, unos pantalones con agujeros permitiendo que el frío penetre en nuestra piel? Es algo que por más que me pregunto no consigo entender.

En el metro, en la calle, en las oficinas… pocas se libran del fenómeno de vaqueros rotos. Y que no digo yo que la que lleve los pantalones rotos es peor que la los lleve enteros. Dios me libre de ello.

Cuando los tejanos agujereados se ponen de moda por primera vez, tiene su razón de ser en el sentido de que se sale de una época de opresión y ello simboliza un grito de libertad. Hoy, parece que el vaquero roto manifiesta el inexplicable deseo de pillar un resfriado.

En Chic

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