Adiós al tatuaje
Varias celebridades francesas se están sumando a la piel limpia. Llega la moda del no-tatuaje.
Ha llegado la marea que yo estaba esperando mucho tiempo: ¡no a los tatuajes! La moda a la no-moda se llama être blanche y être blanc y a más de una adolescente a punto de sucumbir a los tatuajes le vendría genial conocer esta tendencia. O quizá no-tendencia, como considero.
Varias celebridades francesas se están sumando a la piel limpia, a esa piel ajena a una tinta permanente. Y es el caso de las actrices como Marion Cotillard o Léa Seydoux. Sus pieles no tiene ni rastro de esa mancha eterna. Y hoy día esto tiene más valor que tener 20 garabatos repartidos en nalgas, muslos, hombros o tobillos.
Ante la fiebre por el septum, que no es más que un pendiente en el cartílago de la nariz, -que mientras ellos se ven divinos, a nosotros nos recuerdan a vacas con una etiqueta identificatoria que cuelga aburrida, probablemente fruto de una imperiosa necesidad interior de sentirse parte de un rebaño marcado por una rebeldía sin sentido-, los tattoos ya empiezan a ser rechazados y mal vistos en una sociedad como la francesa.
Sobre todo me preocupan esas personas que se tatúan por tatuarse. ¿Por qué un sol? "Me encanta el amanecer". ¿Una estrella? "es que me gusta", ¿y este garabato en árabe? "ah, no, no lo sé, me pareció bonito y me lo hice". ¿Y la mariposa? "representa libertad". ¿El ave fenix también? “No, es que tenía un novio que se llamaba Felix”. ¿Y qué significa esa cruz, eres cristiano? “¡Qué va! Soy ateo, pero para mí la cruz es símbolo de rebeldía”... La de chorradas que hay que oir y que oigo a diario.
No puedo evitar, cada vez que conozco a alguien y le descubro un pegote de esos en la piel, preguntar qué significa y porqué se lo ha hecho. Rosas, flores, animales, garabatos, ilegibles letras en lenguas extranjeras -que ya puestos, que sea en castellano, ¿no?-, lacitos, corazoncitos, circulitos, calaveras, motos, coches, y demás gilipolleces.
Resulta lamentable etiquetar tu piel para el resto de tu vida con un símbolo que además de afear tu estética -imagínense el típico tatuaje en la espalda que no pega con cualquier vestido- no dice absolutamente nada. Es, cuando menos, patético. Denota una absoluta falta de identidad que se intenta buscar a través de un símbolo pegado a la piel. Busquen su personalidad en el alma, pregúntense quiénes son y quiénes quieren ser.
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