El programa Es Sexo trató la madrugada del lunes el uso de ropa interior a lo largo de la historia, desde la época prehistórica hasta la actualidad. Empezando por el Paleolítico, cuando el hombre de Cromañon comenzó a taparse sus partes pudendas por el frío, hasta las sofisticadas miniprendas actuales. No hay, en todo caso -tal y como explicaron en antena Ayanta Barilli y Eva Guillamón- que los hombres de las cavernas se taparan de manera específica sus partes, ya que se trataba simplemente de protegerse del entorno.
Los cromañones, en concreto, no tenían ninguna técnica para tratar la piel de animal muerto con el que se tapaban los genitales. Dejando de lado cuestiones como el olor, que sin duda ellos mismos valorarían de manera distinta a nosotros en la actualidad, es probable que la necesidad de cubrirse por aquel entonces tuviese poco que ver con la vergüenza, o la necesidad de adornar su prehistórico cuerpo. Entonces se prefería la soltura de movimientos -cayera como cayera la cosa- y sólo se tapaban los genitales por cuestiones de frío.
Damos un salto a la época de Tutankamón, momento en el que podemos dar testimonio de un evidente cambio en el uso de ropa interior. Las camisas de lino interiores ya existían en aquel 1360 a.C., por lo que podemos deducir que los egipcios ya veían la ropa interior de una manera bien distinta a sus ancestros. No hay, de todas formas, una datación fidedigna al respecto.
Nos vamos hasta tiempos de Homero, dado que la cultura grecolatina sí puede ser considerada, por fin, como una precursora clara del uso de ropa interior como la conocemos ahora. Homero ya narraba en sus escritos cómo Afrodita cedió el ceñidor con el cual esculpía su bella figura a Hera para la reconquista de Zeus. De modo que había ceñidores. Las mujeres de entonces, explicaron en el informativo ardiente de Es Sexo, usaban prendas como el zóster, una larga banda de paño bordada y confeccionada en lino, que las jóvenes solteras se colocaban en la cintura; o el apodesmo, que les cubría los pechos. Para los primeros sujetadores podrían datarse podemos retrotraernos hasta el 300 a. de C.