En esta edición de Es Sexo Ayanta Barilli y Eva Guillamón hablaron sobre los cánones estéticos de antes. Lo que ahora se considera un signo de belleza, antes no se veía así. Por ejemplo, en la Antigua Grecia la belleza consistía en proporción y armonía, tal y como se puede ver en las esculturas de la época.
Sin embargo, en la Edad Media que las mujeres tuvieran los labios pequeños era bonito, algo impensable a día de hoy. Atraía la pequeñez como medida, es decir, los senos pequeños eran preferibles a los grandes y la piel blanca era un requisito para la mujer. Se podría decir que se consideraba la fragilidad como un ideal estético, algo que se vuelve a repetir en el siglo XX.
En el Renacimiento la armonía y la proporción volvían a considerarse un canon de estética, pero no duró mucho tiempo. Poco después, las mujeres pálidas con el pelo largo y rubio, los ojos claros y las finas cinturas eran las mujeres perfectas. El concepto de armonía como belleza empieza a perderse con el Barroco y se valora la gordura, la exageración y lo exuberante.