Conservar bien el jamón ibérico es fundamental para su duración y sabor. Para el buen mantenimiento de este producto de calidad es necesario seguir una serie de recomendaciones de Guijuelo y así conseguir que el jamón esté siempre perfecto y sin perder su calidad.
Aunque parece más complicado de lo que es, la clave fundamental para que el jamón ibérico dure más tiempo y conserve su sabor único es que esté en un ambiente fresco y seco. Lo más aconsejable es que también esté apartado de olores y sustancias fuertes. A esto hay que añadirle que, una vez que se ha empezado la pata de jamón ibérico, hay que colocar lonchas gruesas de tocino, que antes se quitaron para poder cortarlo, sobre la zona de corte para que no se reseque.
Otro buen consejo es que se corte solo la cantidad que se vaya a consumir ese día. En caso de que haya sobrado algo, solo hay que envolver el resto con papel film transparente, porque impide el contacto con el aire.
Dependiendo de la presentación del jamón ibérico se conservará de una forma u otra. Por ejemplo, Guijuelo directo envía los jamones envasados al vacío para que preserven su frescura, pero cuando está troceado o loncheado lo ponen en sobres para poder meterlos en la nevera y que solo haya que sacarlos unos minutos antes de servir. Por otro lado, el hueso de jamón, si no se va a consumir en seguida, es recomendable que se congele.
Los problemas de una mala conservación
Una de las principales consecuencias cuando no se mantiene bien el jamón ibérico es que se eche a perder mucho antes o tomar algo que no está todo lo rico que podría. Si el alimento sufre exceso de calor provoca que se quede seco mucho antes, pero si se conserva en un ambiente demasiado frío el producto pierde su sabor.