El pasado domingo 21 de septiembre se inauguraba la exposición de cuadros "Olegrías" en la taberna vasco-navarra Pimiento Verde situada en la calle Lagasca 46. La autora de las siete obras expuestas, Elena Guitián Terán, de tan solo 22 años, ha querido recopilar la esencia de la España tan injustamente enterrada por ciertos sectores de esta sociedad.
La joven definió en 3 palabras esta primera colección –que se podrá visitar desde este lunes 22 de septiembre hasta enero de 2015- durante su inauguración, "pasión, fuerza y unidad", siendo este último sustantivo el que más presente debemos tener en momentos en el que ciertos sentimientos equívocos de secesionismo ilegítimo intentan manipular la Historia y borrar sus auténticas raíces.
En un momento en el que la fiesta nacional en general y los toros en particular no están bien vistos por todos, "Olegrías" de la joven madrileña es un grito de libertad para proclamar que España existe.
Con una clarísima impronta daliniana, Guitián intenta dirigirse a esos anti-taurinos que aun no han comprendido que hay genialidad en el toreo; que es el único arte que se cobra o la vida del hombre o la del toro, enfrentándose de igual a igual, cara a cara, dos grandes, como dice la pintora, en la arena. Esto es belleza y esto es lo que Guitián manifiesta en sus sietes obras de arte, en sus siete olegrías.
"Olegrías" se llama tu primera colección. Con tan solo 22 años, ¿de dónde te viene esa pasión por España, los toros y este folclore?
Me viene principalmente de herencia familiar. En casa siempre ha gustado la marca España, sin importar la connotación política. Nos gusta la bandera de España, su significado, y nos gusta nuestro país. Será "pobre" en economía, pero es rico en cultura, en gastronomía y en arte. Con sus pros y sus contras como cualquier país, a mí me gusta, me encanta mi país sin hacerle halagos a nadie del plano político.
¿Te has sentido en algún momento atacada por ese sector anti-taurino al ver tu célebre obra del toro?
Atacada no, pero sí he recibido opiniones algo subidas de tono por parte de los que no quieren ver ni en pintura, nunca mejor dicho, el mundo del toro. Está claro que mi obra ensalza al animal, el traje, el baile y la fiesta, pero no me enorgullezco de sacrificar al toro. Sin embargo, es normal que automáticamente vean esa simbología y no se paren a analizar el cuadro.
"Ignorante" o "asesina", me han llegado a decir. Pero me viene bien que me presten atención esos anti-taurinos, porque me dirijo precisamente a ellos, para que vean que, omitiendo el acto de matar, hay una gran belleza en el baile entre los dos grandes en la arena que se enfrentan de igual a igual.
Esa impronta daliniana... ¿hay surrealismo en tu vida?
Ningún artista hace nada gratuito. Siempre hay un porqué en cada pincelada y en cada motivo. Creo que todos tenemos algo de surrealismo en nuestras vidas. Todos tenemos ese punto de locura. En mi caso, la diferencia es que lo expreso, lo tengo más a flor de piel sea por lo que sea.
¿Con qué ayudas has contado para sacar adelante esta exposición?
He tenido la suerte de haber contado con grandes profesionales a mi lado, cada uno en su ámbito, como el diseño y marketing publicitario, y contar con alguien que sepa difundir bien algo que ve que es bueno. Por mucho que algo sea bueno, hay que venderlo bien, con buen aspecto, es un anticipo de lo que viene después.
La relación entre una taberna vasco navarra como Pimiento Verde y tu colección, ¿en qué se aprecia?
El Pimiento Verde es un restaurante que ama lo que hace y considera la cocina como otro arte. Un plato blanco es un lienzo en blanco.
Recién licenciada en Bellas Artes (junio 2013), ¿sirve de algo esta carrera para dedicarte a pintar?
Si sabes organizarte el tiempo y tienes ganas de exprimirte, sin lugar a dudas.
¿Con qué dificultades crees que se encuentran tus compañeros para vivir de esto?
Me consta que, hace unos años, las galerías apostaban por varios artistas, por colectivas, por artistas nacientes que podían ser pequeñas promesas, pero ahora apuestan por lo firme, lo indudable, lo seguro y, sobre todo, por lo prestigioso.
Y creo que estamos viviendo una etapa parecida a aquella en la surgió la fotografía: los pintores se vieron abandonados para retratar, siendo sustituidos por las fotos; tuvieron que reinventarse y buscar nuevos estilos. Eso creo que se está viviendo ahora con las nuevas tecnologías.
Aunque de momento trabajes en el Thyssen siendo este tu sueldo base, ¿te ves dedicándote única y exclusivamente a pintar y a exponer?
Ojalá. Yo espero que sí. Es mi meta. Me gusta ser optimista en esto y tener esperanza en que los españoles pueden apreciar lo que hago. Y si me equivoco... ¡A otra cosa mariposa!
No es difícil imaginarlo, pero, por "Olegrías", ¿a qué te refieres?
"Olegrías" es una mezcla de "alegría" y "olé". Olé es la palabra que podría definir nuestro país. Si nos vendáramos los ojos y escucháramos: "Mamma mia!" pensaríamos en Italia, si escucháramos "Olalá", pensaríamos en Francia, y si fuera "Olé" sería España. Y mis cuadros expresan alegría. En momentos difíciles, el arte es un lugar perfecto de evasión y donde se puede expresar, para contagiarla de paso, un poquito de alegría. Así es como se llama la colección, pero así también es como se denomina mi estilo. Es una olegría.
También eres estudiante de 3º de Derecho por la UNED, ¿temes que te copien alguna de tus obras?
Siempre es frustrante ver que después de tanto esfuerzo, y hablo sobre todo del intelectual en mi caso, hay alguien que se mete por el camino fácil y sigiloso de robarte la idea. Está claro que está todo inventado, pero buscar ese valor añadido tuyo, ese punto que hace que lo que creas es diferente, es muy difícil y muy satisfactorio cuando lo consigues.
Al ser tu primera colección, ¿cómo defines el valor de cada obra?
Para mí tienen un valor infinito porque al fin estoy plenamente satisfecha con lo que he creado. Siempre pensamos que algo se puede mejorar. En este caso, me quedo con lo que está. Aunque hay que decir que es el comienzo, lo veo como la raíz. Las demás colecciones, ojalá las haya, llevarán la esencia de estas primeras obras.
¿Qué muestras de tu 'yo' más íntimo en tus obras?
La importancia del tiempo y la descomposición de los elementos.
Un toro descomponiéndose en hielo y rosas, un guepardo descomponiéndose en madera, líquido y papel, ¿cuál es tu grito a la sociedad y al mundo entero?
Que se despeje la mente, que se libere la imaginación y nos alejemos del "qué pensarán" o el "qué dirán" y hagamos lo que sentimos dentro, olvidando lo externo.
¿Qué sientes en estos momentos al ser tu primera exposición?
Aún no me lo creo.
¿Cuál será tu próxima parada profesional?
Espero poder terminar los estudios en Derecho y hacer el Máster en Propiedad Intelectual. No hay mucha materia en este campo y ahora con las nuevas tecnologías se necesita respaldar la obra de los artistas que se intenta difundir por internet. Dicen que Bellas Artes no tiene salidas... Pero ahí dentro he tocado la fotografía, el montaje audiovisual, la escultura, la pintura, el dibujo... Hay tantas cosas que me gustaría hacer… (Elena sonríe) Como se dice, el tiempo es oro. Nunca debemos dejar de aprender y de amar lo que somos.