Con un aspecto étnico pero con una gran pragmática, los espacios interiores pueden llenarse de fibras naturales, sobre todo de aquellas que son fruto de las semillas, del tallo o de las hojas de los vegetales.
Aunque los muebles fabricados de fibras vegetales son más típicos del mobiliario exterior, no existe ninguna prohibición para usarlos en el rincón más especial de la casa. El mimbre, el esparto, el cáñamo, el yute, la abacá o el rattan son algunas de las celulosas que esta temporada están causando sensación entre los objetos decorativos. Ya sea en una alfombra o en un revistero, las fibras naturales entran dentro del amplio abanico del juego de la decoración, creando un lugar donde se entremezcla la belleza con el exotismo y la innovación.
Como primera opción, el rattan conforma unos de los muebles más destacados entre el panorama de las fibras vegetales por su delicadeza y su agradable tacto. Actualmente, los separadores de ambiente formados por este material son las nuevas creaciones de Lanzavecchia + Wai: no hay nada más puro que eliminar las paredes y colocar, como sustituto, un separador natural que mantiene la privacidad de cada uno de los espacios.
No se trata de cambiar toda la decoración, sino de incorporar elementos biodegradables, que en la época estival son bienvenidos, principalmente a través de las lámparas de rattan y las alfombras de mimbre. El rattán hecho lámpara es muy especial porque, aunque la luz sale por el hueco inferior como en todas las composiciones tradicionales, los huecos que se forman al conjugarse las fibras vegetales permiten salidas adicionales de luz, creando un ambiente más acogedor en las cálidas noches de verano.
En cuanto al mimbre, existen objetos geniales que se pueden encontrar en las tiendas más cercanas, como Zara Home o Mr. Wonderful. Entre ellos destacan los revisteros y los cestos, las cajas en color tostado o en un tono más claro, los taburetes, o los detalles más especiales como posavelas, son algunos de los ejemplos de esta práctica que cada día obtiene más aceptación entre los hogares. Además, se pueden utilizar en paredes, al igual que se hace con las sillas, mesas o cabeceras de las camas.
Sí, como lo estáis leyendo, aunque esta práctica aún no está muy extendida, lo que sí que destaca es la alfombra de fibra natural, una pieza que ya no se utiliza sólo en invierno. Las artificiales alfombras de material sintético se cambian por estas composiciones que, aunque encajan muy bien en recintos rústicos, también suponen un gran descubrimiento por su fácil combinación con cualquier otro tipo de decoración.
Según su trenzado (bouclé, espiga, panamá...), tienen una apariencia más austera o más elaborada. Además, existen en tonos naturales y originarios, o teñidas para dar un color más vivo. Los tonos naturales permiten un ambiente más sofisticado y armónico mientras que los colorantes le dan alegría y viveza al ambiente. ¿A qué estáis esperando para probarlo?