El concepto ha cambiado. Si bien, recientemente, la librería era un espacio de madera o de escayola de formas simétricas destinado a guardar libros, fotos u objetos varios, ahora se ha reinventado. Lejos quedan ya estos tradicionales muebles compuestos de estantes en los que ni el diseño ni los más modernos materiales habían dejado su huella. Ahora la librería ha pasado ahora a ser, además, un complemento de la decoración.
Es el caso de las librerías de aluminio. Capaces de soportar pesos importantes, este tipo de librerías están de moda puesto que, además, permiten personalizar su diseño consiguiendo un mueble liviano y de líneas modernas con perfiles mínimos que parece estar -casi- flotando en el aire.
Otra opción es la creación modular personalizada a base de estanterías y baldas, cuya ventaja principal es la posibilidad de poder elegir los módulos según el gusto del cliente y el espacio del hogar que quiera decorar. Bien combinado con baldas de cristal, una librería creada con este sistema da un toque de modernidad y ligereza a la estancia que se adapta a la perfección al espacio disponible.
Los tablones de madera lacados en color blanco suponen también una buena opción para crear una librería original. Y es que, con unos pocos tablones de medidas varias, colocados según el criterio decorativo personal del cliente, se puede obtener uno de estos originales muebles que se ajustan perfectamente a cualquier tipo de espacios. Para lograr una mayor sensación de agilidad en la estancia, el truco está en no colocar remates en los laterales de los tablones.
Aprovechar el mueble principal del salón para combinarlo de manera que sirva de librería es otra de las prácticas alternativas que está nueva moda. Así, jugando con distintas longitudes de baldas de materiales y colores, distintos al mueble principal, se obtiene una librería moderna a base de sencillas baldas ancladas a la pared en los espacios disponibles que, normalmente, suele ser en un lateral del televisor.
Las librerías de formas geométricas son unas de las más originales. Sencillas de colocar en la pared y a elegir entre formas de cubo y hexagonales, permiten guardar libros, así como otros tipo de objetos decorativos convirtiéndose, por sí misma, en una pieza decorativa distintiva de la estancia. Su principal ventaja es que se puede ir ampliando en función de las necesidades y que se puede modificar su composición.
Por otra parte, cuando se desea ocultar la presencia de una voluminosa librería para gozar de una mayor privacidad, una buena idea es la de camuflarla detrás de puertas correderas. Estas grandes puertas, que se deslizan sobre guías situadas en el techo y en el suelo, esconden los libros y otros objetos que se tengan tras dos grandes piezas lacadas, cuyo color puede ser lisa, o apostar por motivos decorativos a base de vinilos e incluso impresiones fotográficas.