Pintar la casa es una experiencia decorativa a la par que creativa cuyo método requiere una reflexión previa seria si queremos que el acabado final sea perfecto además de conseguir una estancia acorde con el estilo de los muebles que tenemos. Pintar a rodillo o a pistola, así como obtener un acabado liso o decorativo de las paredes requiere un proceso de análisis, puesto que forma parte de uno de los elementos decorativos que le da el toque final a una estancia y que contribuyen a resaltar su encanto.
Las paredes lisas ofrecen numerosas posibilidades decorativas, ya sea pintadas de color blanco, o bien de alguno de los miles de colores que existen, y que se obtienen mediante los conocidos ordenadores de colores. Este tipo de paredes, si cuentan con un alisado perfecto realizado por un profesional, resaltan la decoración de la estancia, la hacen más grande o más pequeña e, incluso, más acogedora o moderna.
En este sentido, si se desea pintar una habitación o un salón de la forma más uniforme posible, sea cual sea el tono, se puede realizar mediante dos técnicas de pintado: rodillo o pistola. La del rodillo es de las más empleadas y la más tradicional. Es sencilla de utilizar y con ella se obtienen acabados perfectos. Para ello, se recomienda utilizar un palo alargador y colocar al final un rodillo con poco pelo o antigota para evitar tirar demasiada pintura en el suelo.
La técnica de la pintura a pistola es menos habitual. Utilizada especialmente para objetos que resultan complicados pintar con brocha o rodillo como, por ejemplo, un radiador, hay personas que la emplean también para pintar las paredes obteniendo un resultado uniforme del color. En este método, se pueden utilizar dos modelos de pistola para pintar: las de aire comprimido y las eléctricas. Se utilice la pistola que se utilice, lo importante es cubrir bien el entorno donde pintamos con lonas de plástico para evitar manchar o dañar algún mueble de la estancia.
Es importante también saber qué pintura se debe emplear con cada tipo de pistola. La decisión depende de la densidad y de la cantidad que se necesite. Además, se debe tener en cuenta que hay que dejar unos 25 centímetros de distancia entre la pistola de pintar y la superficie que se desea pintar. Para conseguir realizar un buen trabajo es necesario, además, sujetar la pistola con firmeza mientras se expande por la superficie.