Toda familia que espera un bebé se pone nerviosa ante el reto de decorar el cuarto de la persona que está a punto de llegar al mundo. Ha llegado un momento que el problema no es si la criatura es niño o niña y si un color u otro, sino que estilo emplear para que la habitación en conjunto transmita una serie de sensaciones concretas. En este artículo nos centraremos en los diferentes estilos que puedes utilizar para que tanto el bebé como los padres estén a gustos con el impacto estético y personal.
Llega un momento crucial cuando ya se está en la recta final del embarazo que es hora de decidir y tener claro cómo va a ser la decoración del cuarto del bebé y que estilo quieres aplicar tanto en las paredes como en el mobiliario, para que todos los elementos de la habitación se conviertan en uno, y las sensaciones y emociones que se transmitan tanto a la criatura recién nacida como a los padres sean las mismas.
Hay muchos estilos, y por lo tanto, muchas posibilidades para elegir y usar sin tener la preocupación de si uno será peor o mejor que otro, porque cada estilo ofrece unas opciones decorativas u otras y sus características permiten tener un ambiente óptimo para el bebé y su espacio de vida durante sus primeros años. Por ejemplo, está el estilo ‘alegre’ en el que el bebé (tanto niño como niña) disfrutará de unos colores vivos y vibrantes con adornos de colores como el rojo, amarillo, morado o rosa brillante. Suele utilizarse temáticas con personajes de circo, juguetes, animales de la selva, aviones, etc. como protagonistas.
Si la recién nacida es una niña, el estilo ‘romántico’ es uno de los que más se utilizan por sus adornos de aspecto ‘rococó’. Los padres podrán decorar la habitación con ositos, corazones, hadas, mariposas…, toda una serie de figuras o imágenes que harán un espacio encantador y armonioso para la pequeña de la casa. Los colores más identificativos de este estilo son el rosado y el lila, combinado con blancos y tonos pasteles, los cuales no es de extrañar que sean los más escogidos para los cojines, cortinas, colchas, o muñecos de peluche.
También está el conocido contraste entre un estilo "moderno" o "clásico", con la posibilidad de combinarlos y crear un lugar muy personal y original. En el "clásico" el toque estilístico se asocia a lo sobrio, con colores como el blanco o el beige, en el que destaca una reducida utilización de muebles, todos de líneas finas y redondeadas, y donde los elementos decorativos infantiles no tienen un papel muy relevante. Es frecuente el uso de estantes de madera, junto con cajas, botes y jarrones, todo enfocado más hacia la funcionalidad que la estética.
En cuanto al "moderno", se caracteriza por la libertad y el desenfado, los cuales permiten hacer todas las combinaciones y fusiones que se quieran. Por ejemplo, podemos apostar por muebles con líneas limpias y tonos apagados así como la austeridad en paredes y objetos decorativos -bases del minimalismo-. Otra opción es apostar por un usar mobiliario y adornos hechos con material reciclado, o hacer una combinación lumínica de luces directas e indirectas. A esta alternativa más vanguardista también podemos darle un toque urbano y atrevido dejando un trozo de pared para decorar con un dibujo de estilo "grafitero" (sin excesos, por supuesto, y sin rozar lo grotesco).
Estos son algunos ejemplos de estilos para construir el ambiente que acompañará a los pequeños del hogar en sus primeros años de vida. Luego, la marca personal dependerá de cada uno o, incluso, del carácter y la creatividad de cada niño.