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Carta de amor

El amor propio

Hoy quisiera, aunque no sé si sabré, transmitir un modo personal de verlo...

Carta de amor: "El amor propio"

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He sido educada en una Tradición Sagrada que dice que la caridad bien entendida empieza por uno mismo. Una tradición que dice que "al prójimo como a ti mismo". Y voy a dar un paso más: lo diré suavemente: el amor me parece intransitivo. Sí. Un momento por favor, antes de mandarme a la hoguera, se puede decir sin ofender a nadie que el amor es del que lo experimenta.

El amor no es el deseo. Este sí es transitivo y recíproco, pero el amor es "mío". Y puedo sentir mucho amor, mucha ternura, una gran pasión y serán míos.

Otra cosa es que el sentir me predisponga a actuar en un sentido o en un sin sentido, pero el Amor, el que se escribe con mayúscula, el grande seguirá siendo "mío".

Lo mismo pasa con su antagonista que no voy a mencionar: que se instala dentro del que lo experimenta y a juzgar por los efectos no parece ser muy recomendable.

El amor no es deseo, ni pasión, ni sexo, que son cosas que acompañan sin mejorarlo. Y es menos frecuente de lo que sería deseable. Hay que reconocerlo y diferenciarlo, evitar que se vaya. Tiene que ver con la Verdad, la Bondad, la Belleza, con el respeto…

Amar es "permitir ser", y esto sí que es difícil, porque exige respetar al máximo la voluntad del otro sin juzgar.

El amor es del espíritu, pero desde ahí transforma la bioquímica del organismo y así se afianza y se hace permanente, hace crecer al ser humano y acrisola a la persona.

Si aprendo esto y no lo olvido habré dado un paso muy grande y estaré salvada. Y ahora me disculpo por haberme atrevido a tanto. Y va con amor.

Julia

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