Marca la diferencia de una forma muy sencilla, pero con la que lograrás una decoración creativa y con estilo propio. Simplemente con la elección de los espejos y una cuidada ubicación inyectarás una dosis de personalidad a tu hogar. Hay mil formas distintas de hacer las cosas si le ponemos imaginación.
Dicen que la mirada es el reflejo del alma. ¿Y en tu casa? ¿Dónde queda reflejada tu personalidad? Vamos a ayudarte para que tu casa también la refleje, especialmente tu carácter más creativo. Y qué mejor manera que hacerlo con los espejos. Se trata de un objeto muy común, presente en todos los hogares y, normalmente, de la misma forma ¿No os gustaría marcar la diferencia?
Con los espejos podemos jugar de diferentes maneras, por ejemplo, hay modelos grandes y con unos marcos muy cargados que se bastan por ellos mismos. Es el caso de la fotografía que hemos elegido. Simplemente colocándolo en la pared será suficiente para que impregne toda la estancia de su modernidad y sofisticación. Hay otros con marcos grandes y dorados que encajan a la perfección si estás buscando un salón inspirado en el estilo vintage o barroco, también con ornamentos góticos, de forja u otro material, cualquiera que sea original nos vale. Aunque eso sí, para que destaque sobre el resto sin sobrecargar la decoración, especialmente si nuestra casa es pequeñita, el resto de mobiliario habrá de ser de líneas sencillas. Cuando son más básicos nos permiten jugar a combinar varios de diferentes formas y tamaños, pero cuidando la distribución. Siguiendo con esta idea, en el baño resultaría realmente útil que alguno de estos espejos fuera de los que amplían la imagen reflejada, algo que a las mujeres y también a muchos hombres nos vendrá genial para evitar buscarlo en otra parte.
Hay espejos que a pesar de su sencillez marcan la diferencia por su forma, como los rectangulares que van de parte a parte de nuestro dormitorio o del baño. En ellos siempre encontraremos un hueco, y además, ya no tenemos que preocuparnos de pensar cómo decoramos la pared porque ya la tendremos ocupada. Y al revés, uno alto ubicado verticalmente en un rincón concreto o, como avanzábamos en otro post, en una de las caras de la columna del salón. ¿Y por qué colgarlos siempre? Aportan un aire acogedor y aparentemente informal cuando simplemente apoyamos uno grande en el suelo contra la pared, o uno más pequeño sobre un mueble.