Está arrasando entre los aficionados a la decoración, con razón: es de lo más original. El "washi tape" es una forma económica de personalizar nuestros objetos y de reciclarlos para darles nuevos usos. Conozcamos mejor en qué consiste y tomad nota de algunas prácticas ideas. ¿Os vais a resistir? Este extraño nombre sirve para denominar una técnica de decoración cada vez más popular y que tiene muchísimos seguidores. "Washi" es una palabra japonesa que viene a significar paz, armonía, estilo y papel, mientras que "tape" se refiere a la cinta adhesiva. El producto original está fabricado con materiales tan naturales como el bambú, cáñamo, arroz o el trigo.
Por un lado, la cinta muestra su cara más atractiva como vemos en la foto y, por el otro, un material adhesivo que nos dará mucho juego. Su uso es sencillo, de hecho no necesitamos tijeras para cortarla. Cada vez encontramos cintas de más diseños, los hay lisos, estampados a cuadros, rayas o topos, con motivos naturales, infantiles, para decorar la casa en ocasiones concretas como la Navidad e incluso con mensaje romántico.
Las posibilidades del "washi tape" son tantas como alcance tu imaginación, pudiendo llegar a hacer auténticos proyectos. Por ejemplo, puedes crear un dibujo pegando las tiras sobre la pared de la habitación de los más pequeños o personalizar un álbum de fotos, desde la portada hasta el interior. Otras opciones que se nos ocurren para inspirarte en esta original técnica son: decorar objetos como un reloj, un cuaderno, un lápiz o un posavasos, personalizar una caja para conseguir un organizador de lo más original o el envoltorio ideal de un regalo.
También puedes empapelar una pared, las patas metálicas de una mesa decorativa, forrar las pinzas de tender la ropa, decorar tu móvil o tableta… Si somos de los que nos gusta cocinar, las cintas adhesivas son ideales para adornar nuestros dulces. Podemos introducir palillos en nuestras magdalenas caseras y en lo alto del palillo colocamos un trocito de cinta. ¡Listo! Y aún hay más. Esta técnica nos ayuda a ahorrar porque nos facilita el reciclaje de antiguos objetos y, por cierto, con mucho estilo. Ahí van un par de ideas. En lugar de tirar las latas o los vasos de cristal de los postres, podemos reconvertirlos como por arte de magia en originales elementos decorativos. Por ejemplo, con los más pequeños crearemos unos bonitos ‘portavelas’ y, con los más grandes, recipientes para los bolígrafos y lápices de colores. ¿Qué más se os ocurre?