Menú
Carta de amor

Preciosura

Comienzo esta carta dirigiéndome a ti tal como me gusta llamarte en casa: preciosura

aunque sé que en algún momento (que temo cercano) me pedirás que deje de llamarte así, tal como no hace mucho me pediste que prescindiera de los diminutivos al pedirte por ejemplo que te pusieras "los zapatitos", que te cerraras "la chaquetita" o que te lavaras "las manitas".

¿Que por qué te escribo esta carta, Preciosura? Pues porque estoy viviendo tu paso de niño a adolescente y aunque creía que ya estaba preparada para afrontar esta etapa al ser tú el pequeño de la casa, pues resulta que no, que estoy más sensible a tus cambios de lo que estuve cuando tu querido hermano paso por lo mismo. Quizá sea porque sois tan diferentes tanto físicamente como en personalidades uno del otro (claro, ¡no somos gemelos! me dirías si lo estuvieses escuchando), o quizá porque al ser el pequeño de la casa inconscientemente quisiera que siempre fueses mi niño pequeño.

Si, lo sé, eso es ser una madre egoísta, así que te prometo que haré a un lado ese sentimiento y me esforzaré para dejarte y verte crecer y madurar intentando acompañarte y guiarte sin que mi presencia invada tú espacio, ayudarte y estar allí siempre que me necesites, tanto si me lo pides claramente como si me lo pides sólo con tu expresión y tu mirada, que para ello sólo me basta ver tu carita. (Bueno, lo he vuelto a hacer, he utilizado un diminutivo al referirme a ti! me lo permitiré en esta carta...) y mientras tanto, debo empezar a pensar en ti como un jovencito que está en proceso de perfilar sus ideas y criterios.

Quiero que sepas hermoso que en este viaje que estás haciendo de la niñez a la adolescencia seré un testigo fiel y quizá alguna vez tenga que esconder una lágrima pero no por tristeza sino por la alegría de verte crecer y ser partícipe de este viaje. Mientras tanto, como suele pasar los fines de semana, te ofrezco mi ayuda incondicional para tomarte la lección de verbos en alemán...aunque sabes que tengo que estar muy atenta para no perder la pista de la recitación que de ellos hagas cuál si fuese una cascada. Aunque sabes que en algún verbo me quedaré "echa un lío": espera, te diré, me has dicho este o aquel. Te enfadarás un poquito pero a pesar de ello, vuelves siempre a mí para que te ayude. Eso y lo que haga falta.

Te quiero, Iñigo.

Guadalupe Vargas

comentarios

Servicios

  • Radarbot
  • Libro
  • Curso
  • Alta Rentabilidad