Hoy por fin me miraste a los ojos y extrañada y azorada me preguntas desde quién y cuándo me lo han dicho. Aliviado te contesto:
Me lo dijeron ayer tus apresurados besos. Tus besos, siempre dulces y apasionados, esta vez, empalagosos y atropellados.
Me lo dijo ayer la huida de tu mirada y una sonrisa tensa que no conocía en ti.
Me lo dijo ayer ese pequeño temblor en tus labios al responderme a un "te quiero".
Me lo dijo ayer que el siempre acogedor calor de tu cuerpo lo noté febril y tembloroso.
Me lo dijo ayer la ausencia de tus palabras, tú que siempre te quejas de lo poco que hablo contigo.
Me lo dijeron ayer y sigue siendo "ayer".
Y sin embargo y a la vez, tus besos apresurados, tu mirada evasiva, tu sonrisa temblorosa, el renovado pudor y sobre todo que elegiste el silencio al reproche, también me dijeron que aún me amas.
Y yo, no quiero y no puedo dejar de amarte y te ruego me perdones no haberte escuchado "anteayer". Ojalá que pronto vuelva a ser "hoy", y si así fuera, te prometo que siempre estaré contigo...y atento.
Te amo.
José Gil