Con momentos muy buenos que nos han dado felicidad y otros muy malos que nos han proporcionado la experiencia necesaria para crecer juntos... con luces y sombras, penas y alegrías.
Unidos desde muy jóvenes hace casi 40 años, tuvimos un noviazgo feliz, tanto que, llevados por la pasión adolescente decidimos un día celebrar nuestra boda "ficticia" en una pequeña ermita a las afueras de nuestra ciudad, y nos intercambiamos unas finas alianzas grabadas con todo nuestro amor, alianzas que aún llevamos, y en aquella soledad ante la sola presencia de una sagrada imagen, nos juramos amor eterno.
Aunque tuvieron que pasar varios años hasta celebrar una ceremonia real, desde aquél momento nosotros ya nos consideramos casados. Eran años muy diferentes a los actuales y no tuvimos ni un fin de semana romántico ni momentos de verdadera intimidad, pero no nos importó esperar años ya que nuestros sentimientos eran tan sinceros que estábamos seguros de pasar toda una vida juntos.
Después llegó una auténtica carrera de fondo hacia la felicidad y construimos un hogar al que nos entregamos con verdadera dedicación. Y nacieron nuestros hijos que nos han dado muchísima felicidad y también un gran número de disgustos... hemos conocido el paro... el dolor de realizar varias mudanzas cambiando de ciudad por motivos laborales... hemos sufrido al tener que dejar atrás excelentes amistades... hemos perdido a seres muy, muy queridos... hemos reído y hemos llorado... pero seguimos unidos después de tantos años, y la familia que edificamos con tanto esfuerzo, ese gran lujo del nuevo siglo y un bien escaso, aunque el más valioso, es actualmente nuestro mayor tesoro.
Tenemos tanto y tanto vivido juntos, que nuestro mayor deseo es llegar juntos a la vejez y poder disfrutar de esa merecida jubilación que cada vez nos alargan más y más. Dicen que la vida es como una leyenda, no importa que sea larga, sino que esté bien narrada.
Doy gracias por la comprensión... la paciencia... la fidelidad... y por el verdadero AMOR.
Maribel