Es Zaragoza un destino peculiar para el turista: una ciudad a la que los acontecimientos históricos se empeñaron en arrebatar casi toda su historia y en la que ahora encontramos... mucha historia. Quizá no la que esperamos y, desde luego, no la que podríamos disfrutar si las cosas hubiesen sido de otra manera.
Porque a Zaragoza se la conocía como la "Florencia española" con la gran cantidad de palacios que escondían sus calles, pero luego llegaron el 2 de mayo y la guerra al francés y, tal y como maravillosamente narró Pérez Galdós en uno de sus Episodios Nacionales, la ciudad fue completamente devastada.
Así, a día de hoy es imposible encontrar esa Florencia junto al Ebro, pero a cambio la ciudad ha rebuscado más atrás en el tiempo y ha llegado, y aquí la paradoja, allí donde las bombas francesas no pudieron llegar.
El Foro de Caesar Augusta
Y se han remontado los zaragozanos nada más y nada menos que a su más remoto pasado, a su origen como colonia del más poderoso imperio de su tiempo y con un nombre que la ligaba al propio emperador, hace ya algo más de 2000 años.
Por supuesto, sobre la vieja colonia se fueron sucediendo las construcciones y las destrucciones, pero todavía es posible ver partes importantes de lo que era la Caesar Augusta romana en varios puntos de la ciudad.
Dos de ellos, rescatados en los últimos años, son los más espectaculares y los que requieren visita imprescindible: el primero es el Museo del Foro, que se encuentra bajo la Plaza de la Seo, es decir, en el centro neurálgico de la ciudad que, como podemos ver, ya lo era hace dos milenios.
Las excavaciones, que se han abierto en un espectacular espacio sobre el que se sostiene toda la plaza, revelan la estructura de lo que era el Foro de la ciudad romana, se ven restos de edificios, podemos hacernos una idea de cómo estaba organizado la zona central de la urbe e incluso ver detalles llamativos como cañerías o alcantarillas.
Por supuesto, además de los restos el museo se completa con estatuas y objetos encontrados en las excavaciones y con unos audiovisuales que les recomiendo no ver en un día en el que hayan madrugado, ya me entienden.
Ir al teatro
No menos espectacular es el Teatro Romano, rescatado recientemente de las entrañas de la ciudad y en el que se pueden visitar tanto las amplias ruinas como un museo construido junto a ellas en el que se nos explica cómo era el teatro que estamos visitando y la configuración habitual de los escenarios romanos.
Las gradas que se conservan, que no son pocas, están protegidas por una gran cubierta de plástico y metal que sirve, además, para que en el mismo lugar se mezclen lo más antiguo y lo más moderno en una combinación que personalmente creo que queda muy bien.
Hay todavía más restos romanos que merecen ser visitados, el tramo de muralla en un extremo de la Plaza del Pilar, el Puerto Fluvial junto al río (obviamente), o las antiguas termas.
Saraqusta
Todo un viaje en el tiempo que puede continuar conociendo lo que queda del paso de los musulmanes por la ciudad, que fue capitán de su propia taifa. Probablemente donde mejor podemos recordar ese pasado muslime es en la muy reconstruida pero no por ello menos interesante Aljafería.
Se trata de uno de los pocos ejemplos de arquitectura musulmana española de la época de taifas, si bien es cierto que la mayor parte de lo que hoy se puede visitar son obras posteriores de los reyes cristianos y también fruto de una enérgica restauración llevada a cabo en los últimos años.
Eso sí, estos palacios de los reyes cristianos, el de Pedro IV y el de los Reyes Católicos, son también una maravilla, quizá menos excepcional que las estancias musulmanas pero en muchos sentidos no menos hermosa. No se pierdan, por ejemplo, el impresionante Salón del Trono.
La tradición de que la Aljafería sea el centro del poder político en Aragón sigue hoy en día y las Cortes de la comunidad autónoma están ubicadas dentro del complejo y también se pueden visitar.
De muy poco tiempo después es otro de los grandes edificios zaragozanos que han sobrevivido a los avatares del tiempo y la guerra: la bellísima Lonja, con su exterior a un tiempo renacentista y mudéjar y con una cierta modestia, y su interior impresionante, con una bóveda que me recordaba a otra lonja igualmente bella, la de Valencia.
Distintos testimonios de diferentes épocas que han sobrevivido hasta nuestros días a pesar de todo y que hacen de Zaragoza un lugar donde descubrir la historia, pese a haber sido tan maltratada por ella.
Y NO SE PIERDA NUESTRA GALERÍA DE FOTOS DE ZARAGOZA
También sobre Zaragoza en Artículos de Viaje: