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Un paseo por la Roma más romántica

No hay excusa que no nos valga para visitar Roma: la arquitectura, el arte, la belleza de sus calles, explorar su glorioso pasado, la religión... incluso por los helados podríamos decir que vale la pena ir.

Sin embargo, en este artículo vamos a acercarnos a otra faceta de la ciudad por la que quizá no es tan conocida como Venecia o París, pero que también está ahí y vale mucho la pena: la Roma romántica. No en vano, tal y como decía la canción "al revés dice Roma y al derecho amor", y qué mejor lugar que la Ciudad Eterna para prometernos amor... para un par de años.

¿Dónde empezar nuestro recorrido por la Roma más romántica, tierna y propicia al roce? Un buen lugar sería la Fontana di Trevi, uno de los rincones más hermosos de esta ciudad tan hermosa y en el que la petición de un deseo y el lanzamiento de la tradicional moneda suponen una buena excusa para que la pareja empiece a sincerarse.

Muy cerca, y para que no olvidemos que el amor también es un asunto duro y costoso, la maravillosa Plaza de España y su singular escalera, que no hay que dejar de subir con singular y sudoroso afán y desde donde contemplaremos una de las mejores vistas de la Ciudad Eterna.

La Plaza de España requiere, como la Fontana, su propio ritual amoroso, que no será tirar una moneda a ningún sitio sino sentarse en los escalones (uno de los lugares con mayor densidad de enamorados del mundo) a ver pasar el tiempo y a los turistas mientras miramos por el rabillo del ojo a las otras parejitas, para no quedar descolgados en la carrera del arrumaco. Todo dentro de un límite, claro, que somos gente decente.

Parques y jardines

A partir de aquí aquellos que no desdeñen la parte material que todo amor tiene asociado pueden visitar alguna de las tiendas de mucho lujo que hay en las calles cercanas, mientras que para los que tengan una visión más espiritual o menos dinero una opción excelente será acercarse a los jardines de la Villa Borghese, pasear por precioso parque, ver sus fuentes y sus lagos y los preciosos edificios y contemplar las vistas de la ciudad, que también son maravillosas.

Por supuesto cualquier persona medianamente racional visitaría la fantástica Galería Borghese y disfrutaría de las obras de Caravaggio, Bernini, Rafael, Tiziano o Rubens, por poner unos pocos ejemplos y un hombre o una mujer de bien se acercaría también al Museo Etrusco, pero hoy no somos seres racionales sino románticos, así que dejaremos eso para otro día y, ya que estamos hablando de parques, podemos ir al Jardín de los Naranjos, otro lugar muy especial de Roma, sobre todo durante la primavera cuando todo el pequeño parque huele a Azahar.

En cuanto al pasado imperial, quizá tenemos más asociados a los antiguos romanos con las orgías y otras cochinadas varias que con el amor, sin embargo no hay que desdeñar la posibilidad de pasarse por la Plaza del Campidoglio (que por cierto también resulta muy romántica) contemplar desde sus cercanías las ruinas del Foro con su iluminación nocturna y con el fondo del Coliseo, un espectáculo que hará que toda pareja que no esté formada por dos zotes insensibles sienta que la llama del amor se aviva.

El Tíber y el Trastíber

Si deseamos seguir disfrutando de las delicias románticas de la ciudad será el momento de acercarnos al Tíber. No sé muy bien la razón pero los cursos fluviales y los paseos junto a ellos son una de las cosas que más despiertan al pequeño Cupido que (casi) todos llevamos dentro, y el río de la capital italiana no es una excepción.

Precisamente junto al Tíber y nada más cruzar uno de los más hermosos y románticos puentes de la ciudad, está un lugar que a mí me parece muy romántico, aunque quizá no se lo tenga por tal: el Castelo Sant’Angelo, antigua fortaleza de los Papas y mucho antes mausoleo del emperador Adriano, un lugar no demasiado frecuentado por los turistas para lo que es Roma. Desde su cima nos ofrece una de las vistas más bellas de la ciudad y contemplarla hará que pensemos de nuevo en que el amor es infinito.

Y por último, está el barrio romántico por excelencia de la ciudad, el Trastévere, es decir, el que está tras el río Tíber. Es una zona con personalidad propia y sin duda de las más hermosas de la Ciudad Eterna, con calles adoquinadas y muchas de ellas peatonales, lo que hace del vecindario un oasis de tranquilidad en una ciudad que no suele ser precisamente tranquila.

Hay que llegar al barrio al atardecer y lo que toca es dejarse llevar, despreocuparse o incluso perderse aposta por el laberinto que es el Trastévere, caminar tranquilamente contemplando las casas y los palacios y los farolillos que cuelgan en muchas calles y que también contribuyen a crear ese ambiente tan especial.

Una vez perdidos lo suyo es reencontrarnos en la plaza de Santa María, una de las más agradables y con mejor ambiente de Roma, un lugar ideal para sentarse y dejar pasar el tiempo.

De nuevo si fuésemos seres racionales entraríamos en la Basílica (también de Santa María), que es una de las iglesias más bonitas de la ciudad (y decir eso en Roma es decir mucho), pero como nuestros propósitos hoy no son culturales caminaremos hacia uno de los muchísimos restaurantes de la zona, nos sentaremos en una mesa en la calle y tomaremos una de las cenas más románticas de nuestra vida, de esas en las que no falta de nada, ni siquiera un camarero cantarín si te descuidas.

¿Fin de nuestro tour romántico por Roma? No, todavía nos queda una etapa: como el periodista y la princesa de Vacaciones en Roma podemos ir a La Bocca Della Verità y allí dejar claro que nuestras promesas de amor eterno no son falsas.

Y no se preocupen: la verdad es que nunca muerde.

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6
comentarios
1 Luisa , día

Me parecen estupendas las recomendaciones y como aficionada a la fotografía, me encantan las que aparecen, sobre todo la de la fontana.Pero estoy aprendiendo, ¿me podrías decir cuáles son las características de esa foto, tipo de objetivo, apertura y velocidad? Gracias

2 isbilya, día

Muchas gracias por hacerme recordar la ciudad más maravillosa, aparte de Madrid, claro está, del mundo

3 Carmelo Jordá, día

Hola, Luisa, hace ya años de estas fotos y la verdad es que se me hace difícil recordar los detalles. Son imágenes digitalizadas a partir de diapositivas, la película era Fuji de 400 ASA, creo. En la de la Fontana usaba sin duda un objetivo Tamron 18-36 y tirando más cerca del 18 que otra cosa, los demás datos no sé decírtelos muy bien pero eran bastante convencionales. Podéis ver algunas fotos más que tomé en Roma en este enlace: http://www.flickr.com/photos/carmelojorda/sets/72157608363137223/show/ Un saludo a todos y, como siempre, gracias por leer y opinar. En la del foro romano la exposición era de varios segundos (aunque tampoco demasiados porque no tenía la cámara en un trípode sino apoyada en un murete), con una apertura del diafragma pequeña para que hubiese profundidad de campo. El objetivo era el 70-300 Nikon que se daba entonces de kit con las cámaras y que, para mi desgracia, todavía no he podido renovar. De la tercera no te puedo dar muchos detalles porque no los recuerdo, las condiciones de exposición debieron ser similares a las de la segunda y el objetivo, probablemente, el Tamron del que hablaba antes, pero en su rango más largo.

4 Luisa, día

Muchas gracias por contestarme y hacerme partícipe de esa maravillosa colección de fotos de Roma. Un saludo.

5 J.C. Camino, día

Acabo de descubrir la Página. Agradecerte la descripción tan fresca y asequible que haces de Roma. Resulta seductora y divertida e intuyo un alma de Periodista o de Juglar impresionante. Seguiré leyéndote... Mil gracias desde Canarias.

6 CruzandoMundos, día

Uno de los sitios favoritos de los enamorados en Roma es el mirador del Monte Gianicolo. Hay unas estupendas vistas de toda la ciudad. También Ponte Milvio, lleno de candados de enamorados en referencia al libro "Ho voglia di te"