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Artículos de viaje

Hudson Yards: el Nueva York más nuevo que encantará a los viejos amantes de la Gran Manzana

El interior de The Vessel es un conjunto de tramos de escaleras con un aspecto a mitad de camino entre una colmena y una nave alienígena. | <span>C.Jordá</span>

La capacidad de Manhattan para reinventarse es una de las características más llamativas de Nueva York: la ciudad cambia, mejora, crece, se expande y a veces se contrae sin dejar de ser ella misma, sin dejar de tener un carácter definido del que ese cambio es, sin duda alguna, uno de los ingredientes más importantes.

Actualmente uno de los epicentros de esa transformación está al oeste de la isla, más allá de la Décima Avenida, en una zona que se denominaba Far West Side y que ahora es un barrio nuevo -tan nuevo como que aún está en construcción- que se llama Hudson Yards.

High Line: un parque en las vías del metro

Aunque no es parte del nuevo desarrollo urbanístico, justo junto esta zona se encuentra otra de las novedades más significativas de Nueva York en los últimos años: High Line, el parque creado sobre lo que era una vieja vía elevada del metro.

El parque elevado Hig Line de Nueva York. | C.Jordá

Fruto de una iniciativa privada y popular, ha convertido lo que era el camino de los ruidosos vagones en un delicioso espacio para pasear a lo largo de casi una veintena de manzanas, entre un cuidado conjunto de plantas, paseos y lugares para el ocio -hay que ver qué partido le han sacado al espacio obviamente estrecho del que se disponía-. 2,33 killómetros por los que los neoyorquinos caminan, pasean, corren y toman cafés, helados o diferentes tipos de street food en una zona en la que las viejas vías atravesaban, literalmente, el interior de un edificio.

En el High Line no sólo es un placer recorrer las zonas cuidadosamente ajardinadas, sino que se disfruta de una perspectiva completamente diferente de la ciudad: unos metros por encima de las aceras y el asfalto pero muy por debajo de los miradores de los grandes rascacielos.

Rascacielos y escaleras

Recorriéndola de sur a norte el High Line nos deja ya entre los novísimos rascacielos de Hudson Yards. El último desarrollo urbanístico de Nueva York incluye edificios altísimos -el mayor de ellos se terminará en 2020 y tendrá casi 400 metros, es decir, un poco más alto que la azotea del Empire State Building- pero también equipamientos culturales, comerciales y alguna que otra curiosidad.

La extraña estructura de The Vessel. | C.Jordá

Lo más sorprendente de todo es sin duda The Vessel, una especie de escultura visitable que se eleva a una altura de quince pisos y cuyo interior se puede recorrer gracias a 154 tramos de escalera -veo por internet que en conjunto suman 2.500 peldaños- que vistas desde lo alto tienen algo de imposible Escheriano y, al mismo tiempo, de nave alienígena.

La cosa ha logrado críticas demoledoras y personalmente no sé decirles si me gusta, pero sí tengo que admitir que me pareció fascinante -sí, algo puede fascinarme sin llegar a gustarme- y fotográficamente resultó divertidísima. En resumidas cuentas, mientras me aclaro sobre si lo amo o me horroriza sí tengo una cosa muy clara: les recomiendo encarecidamente visitar The Vessel. Además, tampoco hay tantas cosas en Nueva York a las que se pueda entrar sin desembolsar dinero: sólo tendrán que dar una dirección de correo electrónico.

La Little Spain

Desde The Vessel se disfruta de unas preciosas vistas del río Hudson -aunque estén entre medias unas gigantescas cocheras del Metro-, de los altísimos edificios circundantes, de los aún en construcción y, sobre todo, de la propia y peculiar estructura.

The Vessel desde lo alto de la estructura. | C.Jordá

También verán a sus pies otro de los atractivos de la zona, The Shed, un centro cultural con una gigantesca cubierta sobre ruedas que se desplaza para crear un espacio bastante en el que dar conciertos y espectáculos.

Junto a todo esto, por supuesto, algo que no podría faltar en un proyecto de este tipo en Nueva York: un lujoso centro comercial con tiendas de lo más chic en el que, eso sí, no se veía demasiada gente.

En sus sótanos está algo que supongo que, como yo, sentirán irresistibles e irracionales deseos de visitar: la Little Spain que han abierto allí tres mandarines de la cocina española como los hermanos Adriá y José Andrés.

Se trata la típica mezcla de mercado y zona de restauración tan habitual hoy en día en la que degustar productos y platos españoles, desde jamón serrano a paella. Paseando por allí todo parecía de una razonable autenticidad pero eso sí, adaptado, al parecer con bastante acierto, para satisfacer los cosmopolitas gustos de los neoyorquinos. No les digo que coman allí porque todo lo que tienen pueden encontrarlo aquí y más barato, pero si en mitad de su viaje a Nueva York sufren un desesperado ataque de nostalgia gastronómica probablemente es la mejor opción.

Little Spain, el mercado español en Hudson Yards. | C.Jordá

Todo esto y algo más es lo que se pueden encontrar en Hudson Yards, pero sobre todo verán una zona que seguramente será un ejemplo más de algo que nos encanta a los que amamos Nueva York: la capacidad de la ciudad para crear nuevos símbolos que la irán definiendo en el futuro. Lo mejor es que si lo ven ahora aún podrán decir que han sido de los primeros.

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