España de fiesta: moros, cristianos, percebes, almejas, tomates, cipotes, toros, caballos y más
España entera se va de fiesta en el verano y más todavía en agosto. Desde los primeros días de este mes estival e incluso desde finales de julio hasta bien entrado septiembre no hay pueblo que no tenga su celebración, la mayoría más o menos religiosa pero otras que no tienen ningún otro transfondo que la diversión.
Hemos realizado una pequeña selección de fiestas que queremos proponerles: no es por supuesto un recuento exhaustivo ni tampoco queremos decir que éstas sean las mejores, sólo se trata de una serie ideas para visitar algunas que nos han gustado y que estamos seguros de que también les van a gustar a ustedes
Moros y cristianos, Cocentaina
Los moros y cristianos son una de las fiestas con más tradición de la Comunidad Valenciana, se tiene constancia de muchas de ellas que vienen celebrándose desde el S XVII y las hay en un montón de localidades en toda la región y durante todo el año.
Las más famosas son las de Alcoy, en abril, pero durante el verano podemos verlas en muchos más sitios, uno de ellos Cocentaina, precisamente cerca de Alcoy en el norte de la provincia de Alicante, donde hay registros de actividad festera desde bien pronto en el siglo XVIII.
Con diferentes variantes locales las fiestas de moros y cristianos consisten en que la gente se disfraza de una u otra cosa y desfilan por las calles componiendo las tradicionales escuadras: hombres que avanzan parsimoniosamente al ritmo de la música, muy especial y específica del festejo, con uno de ellos liderando la bandada y haciendo malabarismos con el arma propia de su filá, y saluda a los balcones para que la gente le aplauda.
En fiestas grandes como las de Cocentaina hay decenas de filás, unas de moros, otras de cristianos, cada una con diferentes escuadras que desfilan despacito, así que una "entrada" dura varias horas. Además, hay aditamentos más espectaculares: caballos que galopan, carrozas, disparos de trabucos... y algunos actos extra más o menos solemnes.
Contado fríamente puede parecer aburrido, pero una vez en faena, con la suntuosidad de los trajes, la música rítmica y un punto machacona pero espectacular en su estilo, los caballos, la implicación del público... resulta un espectáculo sorprendente. La cita es en Concentaina del 6 al 9 de agosto.
Descenso del Sella, Asturias
Una prueba deportiva que ha acabado convirtiéndose en una fiesta, o una excursión festiva que se ha transformado en un reto deportivo, ya que todo empezó con el paseo de unos paisanos de la zona que tenían ganas de ver el campo y se metieron en el río, allá por 1929, mientras un grupo de amigos les seguía en autocar.
Aún hoy sigue manteniendo ese doble carácter: por un lado una prueba deportiva que congrega a miles de piragüistas, que cada año recorren los 20 kilómetros (por cierto, hay que estar federado 60 días antes, así que ya no podemos participar este año); y por el otro muchos más miles de espectadores y de personas que, de uno u otro modo, participan de la fiesta; además de que no pocos de los piragüistas se toman la cosa con filosofía y salero...
La juerga paralela ya ha llegado a tal punto de sofisticación que incluso hay un festival musical, el Aquasella que el 6 y 7 de agosto celebrará su 14ª edición en Arriondas y al que se llama el "compañero nocturno y golfo del Descenso del Sella".
El Descenso se celebra, por cierto, el 7 de agosto entre las localidades de Arriondas y Ribadesella y viene haciéndose de forma "oficial" desde 1931, con la única excepción de los años entre el 37 y el 43, vamos, que incluso en el 36 se hizo.
Fiesta gastronómicas, Galicia
También hay fiestas, como no, en las que lo más importante es mover el bigote y que con la excusa de promover o difundir el producto local nos llenan de gozo y, por ejemplo, de marisco.
Es el caso de las varias fiestas gastronómicas que se celebran en Galicia con las más variadas excusas: del berberecho, del pulpo, del percebe... el calendario está repleto, no sólo pero sobre todo en estos meses de verano. Por ejemplo, en agosto el día 1 podemos empezar con la fiesta de la sardina de Vigo y, si nos quedamos con ganas, el domingo siguiente, día 8 nos vamos a Cariño a otra fiesta de la sardina, en este caso acompañada por la Caldeirada de Raya.
Si lo nuestro es la almeja (que frase tan rara me ha quedado), no podemos dejar de pasar por Carril y Vilagarcía de Arosa el 16 y el 17 de agosto, donde por cierto una semana antes nos habremos podido trabajar el tema del berberecho, del que también podremos disfrutar el 22 en Cee y el 23 en Carballo.
En cuanto al pulpo, que es tema de moda, a primeros de septiembre (día 8) se celebra la exaltación del pulpo de Boiro, que no me dirán que no tiene un nombre casi tan delicioso como su protagonista. Además, en agosto podemos exaltar a Paul y sus congéneres en Finisterre, el 1 y el 2; en Porto do Son, el 8 y el 9; el 16 en Muxía; y, sobre todo, del 14 al 17 en Bueu, que es considerada la capital del pulpo gallego.
Y hay mucho más: de la tortilla, del bonito, del pimiento, de la anguila, del mejillón; O Carballiño, de la ostra, de la empanada, del lechón... En esta página pueden encontrar información completa por fechas y productos.
Entrada de toros y caballos en Segorbe
¿Se imaginan un encierro sin barreras? Pues en la localidad castellonense de Segorbe se celebra algo parecido, probablemente todavía más vertiginoso y espectacular que los pamplonicas, quizá porque en lugar de corredores hay caballistas.
Se trata de la Entrada de toros y caballos, una fiesta que como les digo es muy espectacular y de la que en Segorbe están tan orgullosos que incluso tienen un precioso museo sobre ella, así que en cierto sentido la podemos disfrutar todo el año, aunque sólo se celebra la segunda semana de septiembre, de lunes a domingo.
La fiesta es un encierro de toros, como dije antes, pero muy peculiar: la manada está pastando en las orillas del río Palancia y desde allí cada día son apartados seis toros que son subidos hacia la localidad, una vez en las calles de Segorbe son recogidos por los caballistas que, lanzándose al galope, recorren rodeando a los seis toros unos 500 metros. El público se agolpa en todo el recorrido en el que no hay barrera ninguna, según van llegando los astados la gente se va apartando haciendo un pasillo que se abre frente a los cuernos y se cierra tras los rabos. Y lo más curioso, casi nunca hay heridos ni corneados.
Ensalada de tomate: el Cipocegato de Tarazona y la Tomatina de Buñol
Aunque la fiesta de Buñol es la más famosa, hay que reconocerle al Cipocegato de Tarazona haber inventado el concepto de la batalla tomatil y, además, tener un nombre muy curioso.
No sólo eso: la cosa también es un poco más encarnizada en la localidad zaragozana, sobre todo porque la lluvia tomatera se centra en un único personaje, el Cipocegato propiamente dicho al que la gente llama "cipote" por aquello de abreviar.
El cipote sale del ayuntamiento y miles de personas le esperan gritando "¡¡CIPOTE!! , ¡¡CIPOTE!!, y empiezan a tirarle kilos y kilos de tomates. A partir de ahí nuestro protagonista cipotil trata de abrirse paso y realizar una carrera por la ciudad, cuyo itinerario es secreto y se deja a la elección de la persona que encarna al Cipotegato. A su vuelta a la Plaza de España lo suben a un monumento en su honor que hay allí, desde donde saluda a la multitud que le vitorea, y después es llevado a hombros de nuevo al ayuntamiento.
Hay referencias documentales a la fiesta en el S XVIII y también en archivos a principios del XX. Por el contrario, la tomatina de Buñol es mucho más reciente: el último miércoles de agosto del año 1945 unos jóvenes aburridos se metieron en un desfile de gigantes y cabezudos, tiraron sin querer a uno de ellos (no está claro si gigante o cabezudo) y éste, con un cabreo importante, se acercó a un puesto de verdura y se lió a tomatazos.
La cosa se enconó y acabó en una batalla campal entre todos los presentes, pero a la gente se ve que le gustó ya que al año siguiente volvieron el mismo día al mismo lugar a echarse unas risas. Al principio la fiesta no era del agrado de las autoridades (que por esa época se ve que no tenían muy buen humor) e incluso se detenía a los participantes, pero la cosa se fue imponiendo y hoy en día es algo conocido en todo el mundo: en la que en el último año participaron unas 45.000 personas y se usaron 125 toneladas de tomates.
Foto del usuario de Flickr Juanjo Valverde
Por cierto, la Tomatina cae este año el 25 de agosto, mientras que el Cipotegato es siempre el día 27 del mismo mes.