Cinco consejos para tomar fotografías de personas en nuestros viajes
Todos los fotógrafos y todas las guías de fotografía viajera suelen coincidir en que las personas, los “indígenas” si me permiten la expresión, son uno de los motivos más interesantes en la fotografía viajera. Pero, ¿se pueden tomar fotos de la gente a nuestro alrededor sin más?
En muchas ocasiones sí, pero no siempre y, además, es bueno seguir ciertos métodos así que vamos a ver unas cuantas ideas o consejos que pueden ayudarles a hacer esto sin buscarse problemas:
1. ¿Es legal? Mejor dicho: ¿qué es legal?
Normalmente sacar fotografías de personas en la calle es legal, ya que si se está en un espacio público no se puede esperar tener privacidad. No lo es, por ejemplo, si se trata de personas que, aun al alcance de nuestra cámara, se encuentren en un espacio privado.
Tengan en cuenta también que hay países en los que las normas de seguridad hacen, por ejemplo, que esté prohibido sacar fotografías de policías o soldados.
2. ¿Qué papel tiene el sujeto en la foto? Pida permiso si es el protagonista
En cualquier caso, es obvio que no es lo mismo hacer una foto de una catedral ante la que pasa alguien que simplemente será un elemento más en la composición, que un primer plano de una persona.
Si su ocasional modelo tiene un papel protagonista debe pedirle permiso, no se preocupes: si lo hace de una forma amable y educada lo más probable es que no haya ningún problema. Y todavía es más importante pedir permiso a los padres (caso de estar cerca, claro) si nuestro modelo es un niño.
3. Tenga algo de dinero suelto preparado
Hay personas que están en la calle para ser fotografiados (entre otras cosas), pero que esperan obtener de ello una cierta recompensa económica. Ejemplo de ello son los artistas callejeros, desde los “gladiadores” a la entrada del Coliseo hasta las insufribles “estatuas humanas” cada vez más abundantes en Madrid.
No tendrán ningún problema en que les saquen una foto, pero hay un pacto no escrito (y que muy probablemente ellos tampoco explicitarán antes de la toma) por el que tras la fotografía (o incluso antes) tendrá que darles una pequeña propina y lo más recomendable es hacerlo.
Del mismo modo, en algunos países como Egipto ese pacto no escrito se extiende a prácticamente toda la población, así que aunque usted pida permiso y se lo den no se extrañe si luego quieren dinero.
4. Respete los noes y las prohibiciones
Es hora de asumirlo: esa foto no le iba hacer ganar un World Press Photo ni saldrá en la portada del Times suponiendo unos ingresos de miles de euros, así que no pasa nada si le dicen que no, simplemente dese la vuelta y siga disfrutando de su viaje y de hacer fotos.
Y si está usted en un lugar en el que a la gente no le gusta que le hagan fotografías respete su deseo. Por ejemplo, para los amish en Estados Unidos es realmente un problema que usted les apunte con su cámara así que no creo que valga la pena hacerles pasar un mal rato para luego enseñar el “trofeo” a sus amigos. Y esto puede plantearse e igualmente debe respetarse en determinados lugares donde esté prohibido hacerlas.
Ser respetuoso siempre hará mejor su viaje.
5. ¿Y que hay de las fotos robadas?
Personalmente, creo que se pueden “robar” algunas fotos (sacarlas sin que su protagonista se de cuenta) y no pasa nada, pero en este caso también deben evaluarse las condiciones en las que sacamos la fotografía, el uso que le vamos a dar y cómo queda nuestro involuntario modelo en ellas, es decir, no creo que pase nada si usted roba una foto de alguien en un mercado, pero la cosa cambia (siento lo burdo del ejemplo) si se trata de un mujer en una postura descuidada y con un toque sexy.
Y la cosa también cambia si es para “uso personal” o si la vamos a colgar de internet o en un blog como este que, al fin y al cabo, está expuesto al público. Además, tenga en cuenta que ser pillado “robando” fotos en un ambiente más o menos hostil también puede acabar resultando problemático.
Por último, un buen consejo para “robar” esas fotos pero no hacerlo de una forma agresiva es dejar que la gente entre en sus encuadres en lugar de ir a buscarlos, es decir, si está en el sitio adecuado puede elegir la imagen que le interesa reflejar y esperar a que un sujeto adecuado pase por allí, al fin y al cabo, será él quién habrá tomado la decisión de cruzarse en su fotografía.
PD.: Tomo algunas ideas (y la idea genérica del artículo) de este post de Gadling, aunque amplio con mi experiencia personal y mis reflexiones.
En muchas ocasiones sí, pero no siempre y, además, es bueno seguir ciertos métodos así que vamos a ver unas cuantas ideas o consejos que pueden ayudarles a hacer esto sin buscarse problemas:
1. ¿Es legal? Mejor dicho: ¿qué es legal?
Normalmente sacar fotografías de personas en la calle es legal, ya que si se está en un espacio público no se puede esperar tener privacidad. No lo es, por ejemplo, si se trata de personas que, aun al alcance de nuestra cámara, se encuentren en un espacio privado.
Tengan en cuenta también que hay países en los que las normas de seguridad hacen, por ejemplo, que esté prohibido sacar fotografías de policías o soldados.
2. ¿Qué papel tiene el sujeto en la foto? Pida permiso si es el protagonista
En cualquier caso, es obvio que no es lo mismo hacer una foto de una catedral ante la que pasa alguien que simplemente será un elemento más en la composición, que un primer plano de una persona.
Si su ocasional modelo tiene un papel protagonista debe pedirle permiso, no se preocupes: si lo hace de una forma amable y educada lo más probable es que no haya ningún problema. Y todavía es más importante pedir permiso a los padres (caso de estar cerca, claro) si nuestro modelo es un niño.
3. Tenga algo de dinero suelto preparado
Hay personas que están en la calle para ser fotografiados (entre otras cosas), pero que esperan obtener de ello una cierta recompensa económica. Ejemplo de ello son los artistas callejeros, desde los “gladiadores” a la entrada del Coliseo hasta las insufribles “estatuas humanas” cada vez más abundantes en Madrid.
No tendrán ningún problema en que les saquen una foto, pero hay un pacto no escrito (y que muy probablemente ellos tampoco explicitarán antes de la toma) por el que tras la fotografía (o incluso antes) tendrá que darles una pequeña propina y lo más recomendable es hacerlo.
Del mismo modo, en algunos países como Egipto ese pacto no escrito se extiende a prácticamente toda la población, así que aunque usted pida permiso y se lo den no se extrañe si luego quieren dinero.
4. Respete los noes y las prohibiciones
Es hora de asumirlo: esa foto no le iba hacer ganar un World Press Photo ni saldrá en la portada del Times suponiendo unos ingresos de miles de euros, así que no pasa nada si le dicen que no, simplemente dese la vuelta y siga disfrutando de su viaje y de hacer fotos.
Y si está usted en un lugar en el que a la gente no le gusta que le hagan fotografías respete su deseo. Por ejemplo, para los amish en Estados Unidos es realmente un problema que usted les apunte con su cámara así que no creo que valga la pena hacerles pasar un mal rato para luego enseñar el “trofeo” a sus amigos. Y esto puede plantearse e igualmente debe respetarse en determinados lugares donde esté prohibido hacerlas.
Ser respetuoso siempre hará mejor su viaje.
5. ¿Y que hay de las fotos robadas?
Personalmente, creo que se pueden “robar” algunas fotos (sacarlas sin que su protagonista se de cuenta) y no pasa nada, pero en este caso también deben evaluarse las condiciones en las que sacamos la fotografía, el uso que le vamos a dar y cómo queda nuestro involuntario modelo en ellas, es decir, no creo que pase nada si usted roba una foto de alguien en un mercado, pero la cosa cambia (siento lo burdo del ejemplo) si se trata de un mujer en una postura descuidada y con un toque sexy.
Y la cosa también cambia si es para “uso personal” o si la vamos a colgar de internet o en un blog como este que, al fin y al cabo, está expuesto al público. Además, tenga en cuenta que ser pillado “robando” fotos en un ambiente más o menos hostil también puede acabar resultando problemático.
Por último, un buen consejo para “robar” esas fotos pero no hacerlo de una forma agresiva es dejar que la gente entre en sus encuadres en lugar de ir a buscarlos, es decir, si está en el sitio adecuado puede elegir la imagen que le interesa reflejar y esperar a que un sujeto adecuado pase por allí, al fin y al cabo, será él quién habrá tomado la decisión de cruzarse en su fotografía.
PD.: Tomo algunas ideas (y la idea genérica del artículo) de este post de Gadling, aunque amplio con mi experiencia personal y mis reflexiones.
La verdad es que he quedado gratísimamente impresionado con la altura, la clase, el excelente manejo de las palabras y el dominio del lenguaje con el que está escrito este artículo, y al mismo tiempo, la sencillez con la que están expresadas las ideas que permiten hasta al menos letrado la comprensión del mensaje. Pocas son las veces que comento los artículos, pero creo que este merece unas felicitaciones. Gracias
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