Probablemente nunca pensamos en las capitales de la costa como destinos turísticos del mismo modo que sí lo hacemos con otros lugares de la misma provincia, por ejemplo: tenemos más en la cabeza a Marbella que a Málaga o, en el caso que nos ocupa, a Benidorm que a Alicante.
Sin embargo la capital de la provincia sur de la Comunidad Valenciana tiene tanto o más que ofrecer que cualquier destino de playa o de interior, porque nos da tanto la posibilidad de relajarnos al sol y disfrutar de un clima absolutamente privilegiado (es realmente un trocito de Canarias en la península) y también una oferta cultural y monumental realmente interesante.
Un museo de primera
La primera cita puede ser con un museo que estoy seguro de que sorprenderá a todos los que no lo conozcan, el de arqueología, llamado MARQ. Se trata de una institución relativamente reciente (fue inaugurado en el 2000), pero que desde entonces se ha ganado un bien merecido prestigio, hasta tal punto que en 2004 fue elegido Museo Europeo del Año.
Tiene una excelente exposición permanente y también suele dar cabida a exposiciones temporales de un nivel realmente elevado, por ejemplo actualmente y hasta octubre hay una excepcional sobre los ritos funerarios del antiguo Egipto. Otro día dedicaremos a este museo algo más de espacio.
¡Ah del castillo!
Tras el interesantísimo repaso cultural a la historia que supone el MARQ, quizá lo mejor sea subir a la historia misma y visitar el espléndido castillo de Santa Bárbara, la enorme fortaleza que domina la ciudad desde los 160 metros del monte Benacatil.
Se trata de uno de los mayores castillos que he visto en España y, aunque se puede subir en un paseo agradable desde el mismísimo MARQ por una carretera que serpentea entre un bosquecillo de pinos, para los más perezosos hay otra opción que si hace mucho calor quizá sea más apetecible: un ascensor excavado en la piedra y cuya base está junto a la playa del Postiguet.
El Castillo de Santa Bárbara tiene interés por sí mismo, como digo es de un tamaño y un aspecto impresionantes y muchas de sus partes están realmente bien conservadas, pero probablemente lo que más aprecien muchos de los viajeros son las espléndidas vistas de la ciudad que se tienen desde la altura.
Durante el verano el horario de visita se alarga hasta las 22 horas, así que será muy buena idea aprovechar el atardecer y el anochecer para hacer nuestra visita: será un momento excelentes para disfrutar del lugar y seguro que se pueden tomar estupendas fotografías.
Un casco antiguo que merece la pena
A los pies de esta fortaleza se encuentra, como es lógico, el casco antiguo de Alicante, que nos ofrece algunas sorpresas que la mayor parte de los viajeros no conocen y muchos ni siquiera esperan.
La primera es la propia zona en sí, con sus calles en cuesta y sus edificios viejos pero con mucho encanto, en un ambiente en el que el mar está cerca e imprime cierto carácter pero no podemos verlo, ya que la ciudad fue construida en cierto modo de espaldas a una costa que era de donde venían los ataques, ya fuesen militares o de simples piratas.
En cuanto a monumentos, la primera parada recomendable es el Ayuntamiento, un precioso edificio barroco del S XVIII que de entrada nos llamará la atención por las dos torres en sus extremos, coronadas por unas curiosas torres con aire de campanario y que se levantan sobre sendos arcos.
En el interior del edificio hay varias cosas interesantes como el Salón de Plenos y, sobre todo, el Salón Azul, una estancia con una decoración de estilo isabelino que se creó para la visita de la reina Isabel II, como no, en 1858.
Una curiosidad que a muchos les gustará ver es que en este edificio es donde está el punto de referencia desde donde se mide el nivel del mar que sirve para las mediciones de altura en toda la península, seguro que han visto alguna de estas placas que decía que tal o cual cosa se encuentra a tantos metros de altura "sobre el nivel del mar en Alicante".
Un paseo por esta zona monumental debe llevarnos también a un par de iglesias muy interesantes como la Concatedral de San Nicolás y la Iglesia de Santa María, y a otras curiosidades como los Pozos de Garrigós.
Mar y playas
Por supuesto, uno de los grandes atractivos de la ciudad es el tema marítimo, con sus muchas playas (como media docena) entre las que destacan la del Postiguet, en pleno casco urbano y una playa muy agradable; y la de San Juan, probablemente la más conocida y desde luego la mayor, pero luego tenemos también algunas calas pequeñas más íntimas, es decir, opciones para todos los gustos.
Además hay que darse un paseo por la Explanada, el magnífico paseo marítimo de la ciudad, muy hermoso y agradable aunque esté un poco más lejos de la orilla de lo habitual, pero idóneo para el típico paseo en el que vamos viendo las cosas y a los demás paseantes.
Y los que visiten la ciudad durante varios días no deben dejar de dedicar uno de ellos a una excursión a la pequeña isla de Tabarca, un lugar curioso con una historia interesante y que además de un paisaje tan minúsculo como peculiar ofrece uno de los mejores fondos marinos de España, así que atención los aficionados al buceo.