Navarra es mucho más que Pamplona y los Sanfermines. Esta Comunidad Foral, antiguo reino histórico de la Península Ibérica y protagonista de muchos acontecimientos en la historia de España, posee un abanico de territorios y lugares, siempre condicionados por su complicada geografía, algo que otorga a esta tierra una fuerte personalidad y arraigo cultural que se palpa en cada esquina de sus pueblos, sus gentes o sus valles. Es la Navarra más atlántica y fronteriza.
Uno de esos lugares incomparables es el Valle del Baztán-Bidasoa y sus pueblos. De sobra conocido no solo por la belleza de sus verdes paisajes, este emplazamiento, casi perdido, pegado literalmente a Francia, atesora bonitas villas y caseríos rodeadas de la frondosa vegetación tan característica del norte de España, fuente de inspiración de artistas y escritores de todos los tiempos, cuna de buen hacer de sus queserías de la D.O. Idiazabal y, por supuesto, por sus cuevas, escenario de aquelarres y películas. Este viaje por la orografía navarra más norteña continúa por Malerreka, un valle por el que transcurre la Eurovelo 1, ideal para lo aficionados a la bicicleta, y conecta con la Vía Verde del Plazaola, entrando en el valle de la Sakana. Enmarcado por las sierras de Aralar y Andía, este valle de pastores fue en la antigüedad la vía Asturica Burdigalam, que unía las ciudades romanas de Burdeos y Astorga.
Pueblos con encanto
Paseando por las calles de Etxalar nos encontramos con un pueblo agradable, típico navarro repleto de caseríos, que se encuentra en plena forma. Sus casas, construidas en madera y piedra, con la arquitectura característica de la zona, dan forma a sus calles, que conforman los diferentes barrios del casco urbano separados todos ellos por los ríos y donde destaca su bonita iglesia, punto de encuentro de vecinos y turistas. Esta idílica localidad navarra limita al norte con el pueblo de Iparralde, al este con pueblos del valle de Baztan y al sur con los de Bertizarana y Malerreka. El pueblo recoge todo el legado de la zona del Bidasoa, caseríos dispersos, antiguo lugar de contrabando, verdes prados, bosques de hayas y robles...
En esta parte más al norte de Navarra también encontraremos una visita al cinematográfico pueblo de Leitza donde se rodó la película Ocho apellidos vascos. Callejeando, a pocos metros de la plaza del pueblo, es posible descubrir la casa más famosa que aparece en una de las cintas más taquilleras del cine español, con su bulliciosa plaza mayor pegada al típico frontón del pueblo. Los caseríos de Leitza esparcidos por los montes, entre bosques y prados, rodeados por ovejas y vacas, forman uno de los paisajes más fotografiados del norte de Navarra.
Caza de palomas y ruta de contrabandistas
Usategieta, en el collado de Iarmendi, entre Sara (Francia) y Etxalar, en la misma frontera, es el lugar donde se ubican las palomeras de Navarra. En este punto, al que es necesario llegar en coche por una empinada carretera, cada otoño, siempre que sople viento del norte o del este, el cielo es testigo de la pasa de miles de palomas y de su captura con redes, una tradición que se remonta 600 años. En su pequeño pero acogedor centro de interpretación de la caza de las palomas con redes es posible tener una primera aproximación a este modo de vida a través de un interesante vídeo. A pocos metros del centro un grupo de cazadores, cada uno apostado en su lugar, espera paciente la llegada de la próxima bandada de palomas para comenzar, como si de una orquesta sinfónica se tratase, un proceso bien engrasado, cuyas piezas, los hombres, tiene una función específica que deben cumplir sin demora para conseguir el mayor número de palomas posibles. Un manjar local que, pocos kilómetros más abajo, en el propio restaurante del pueblo, es posible degustar con toda tranquilidad.
La ruta de los contrabandistas también se realiza en esta misma zona fronteriza donde uno de los vecinos del pueblo, que se dedicó al contrabando en esta parte de Navarra durante los años 70 y 80, explica sus vivencias a turistas y curiosos. Una experiencia sobre el terreno, en la que mayores y pequeños pueden disfrutar del paisaje y evocar esa época pasada mientras atisban en el horizonte la cercana Francia, únicamente separada de España por una línea imaginaria.
Como curiosidad, en la cima de la montaña en los Pirineos navarros se encuentra un antiguo paso fronterizo donde la caseta de la aduana ha sido sustituida por dos restaurantes, uno del lado español y otro del lado francés. Comparar el menú diario y los precios es obligado.
La sierra de Aralar y su santuario
Siguiendo la ruta hacia el sur de Navarra, el valle de Bidasoa, habitado desde hace miles de años como atestiguan los numerosos monumentos megalíticos de sus cumbres, ha pasado a lo largo de la Historia con una marcada personalidad que lo hacen conocido en el mundo. Recorriendo una carretera cerca de Lekumberri, se atraviesan frondosos bosques, casi místicos, se llega a la cima de la montaña donde se sitúa el santuario de San Miguel de Aralar. Un importante lugar santo, venerado por el Cristianismo y los navarros, construido por la devoción a San Miguel. Enclavado entre las cumbres de la sierra de Aralar, en término de Uharte Arakil, es uno de los centros de espiritualidad más antiguos y enraizados de Navarra.
Peru Harri y su paisaje de cuento
Situado muy cerca de Leitza, Peru Harri es el parque de la Piedra. Un curioso museo creado por el legendario levantador de piedras Iñaki Perurena donde confluyen piedra, reto, mito e historia. Y no es para menos ya que en su terreno, donde también se encuentra su propia explotación ganadera, se exponen las esculturas diseñadas por el propio deportista, que se pueden visitar los fines de semana. Las visitas son frecuentes con reserva.
El valle de Sakana y su calzada medieval
El valle o comarca de Sakana está situado en el noroeste de la Comunidad Foral, en la zona conocida como la Navarra Húmeda. Entre la sierra de Aralar y el Parque Natural de Urbasa-Andía, el valle de la Sakana ocupa una extensión aproximada de 306 kilómetros cuadrados y por él pasa uno de los Caminos de Santiago.
Otro punto en el mapa de esta parte de Navarra a tener en cuenta, si se quiere exprimir la naturaleza de la zona, es la calzada de Bernoa en Urdiain. Este recorrido pone en valor la calzada de origen medieval de Berrenoa o Bernoa, utilizada hasta el s.XIX por los Arrieros Trajineros para transportar materias primas y víveres desde el interior a la costa y viceversa.