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Miranda de Duero: la pequeña ciudad fronteriza portuguesa que presume de lengua propia

Esta pequeña ciudad medieval merece una visita y atravesar por unas horas la frontera invisible entre España y Portugal.

Unas decenas de metros antes de llegar a Portugal desde la provincia de Zamora ya se anticipa la entrada en el país luso aunque desde hace años ya no existen las fronteras físicas por la pertenencia en la Unión Europea. | David Alonso Rincón

Cruzando el río Duero por el antiguo paso fronterizo entre España y Portugal discurre la carretera internacional que atraviesa frutales y olivos hasta llegar a la capital medieval del Alto Trás-os-Montes, Miranda do Douro. Esta pequeña ciudad (de unos 7.000 habitantes) pertenece al distrito de Braganza, Región Norte y comunidad intermunicipal de Tierras de Trás-os-Montes. Situada en la margen portuguesa del río Duero y desde España se accede a ella cruzando por el antiguo paso fronterizo que se abre sobre la presa de Miranda, una de las presas que cortan el río a lo largo de la frontera.

En cuanto se llega a la superficie, por así decir, dejando atrás el enorme cañón que ha trabajado el Duero durante milenios, se presentan dos Mirandas: la moderna, a la derecha y la medieval e histórica, a la izquierda. Elegimos la historia para esta visita pronto nos damos cuenta de lo misteriosa que se muestra la parte antigua de la ciudad lusa que choca con la vitalidad y progreso de la parte nueva. El centro parece haber sido vaciado de vecinos que se han trasladado a la zona nueva dejando esta parte más antigua como una especie de postal permanente para los turistas, limpia y cuidada, incluso en exceso.

Subiendo desde el Parador Santa Caterina, llegamos a la calle del general Mouzinho que en otro tiempo la principal de Miranda. Ahora está repleta de comercios que ofrecen productos típicos o de calidad y sí, también toallas para todos los gustos. Recorremos esta vía hasta llegar sin pérdida a la imponente catedral de Santa María, después de disfrutar de las fachadas de varias casonas del s. XV hechas con el granito y la pizarra de Arribes. La catedral, catalogada como Monumento Nacional en Porgutal, se encuentra en la zona alta del casco histórico, frente a las ruinas del Palacio Episcopal y la muralla prerrománica, en uno de los puntos principales de la ciudad y que destaca desde la lejanía.

En un punto intermedio se ubica la plaza del rey Joao III. Allí están el ayuntamiento y el Museo de la Tierra de Miranda, que ocupa un edificio civil que fue de la familia de los Ordazes.


Un lugar con lengua propia

Los habitantes de este municipio pueden presumir de tener una lengua tradicional hablada propia, denominada mirandés, tratándose de una variedad de la lengua leonesa (pertenece a la familia de las lenguas astur-leonesas). En todo el pueblo se habla tanto el portugués, así como el miranjés y por supuesto muchos de sus ciudadanos y vecinos conocen el español. Es habitual la rotulación bilingüe en las poblaciones cercanas a Miranda como Sendim, Duas Igrejas o Aldeia Nova. Era una lengua puramente oral hasta que 1999 estrenó gramática escrita y oficialidad como idioma. Se calcula que apenas unas 15.000 personas utilizan esta lengua, muy relacionada con el campo y sus trabajadores, aunque se estudia en los colegios de Miranda y además, la Unesco lo encuadran dentro de la lengua leonesa. La enseñanza de la lengua se lleva a cabo en todas las escuelas de las aldeas y pueblos del municipio de Miranda y también en la facultad de la Universidad de Trás-os-Montes en Miranda do Douro.

El fabuloso paseo en barco por el Duero

El río Duero es el denominador común y principal fuente de vida de los bellos pueblos que se asientan en esta franja fronteriza, tanto en la parte española como portuguesa. En todo su recorrido se localizan una serie de miradores, a cada cual más espectacular y remoto que el anterior, que muestran una visión panorámica de los acantilados, la penillanura que rodea el río y, sobre todo, la impresionante altura que alcanza el cañón, en algunos puntos superior a los 200 metros. Un importante refugio para la fauna y uno de los ecosistemas más ricos de Europa. Además, la bonanza térmica de este enclave microclimático favorece el cultivo de viñedo, fruta y olivo.

El Parque Natural de Arribes del Duero ocupa una estrecha franja de algo más de 1.000 kilómetros cuadrados entre la zona occidental de Zamora y Salamanca y es frontera natural con Portugal. Un enclave de gran belleza con dos protagonistas principales: el río Duero y el río Tormes, verdaderos artífices del entorno y el hábitat natural privilegiado de la zona.

Desde Miranda de Duero se pueden recorrer parte de los impresionantes cortados que regala la naturaleza de esta zona, partiendo desde la Estación Biológica Internacional Duero-Douro, en la orilla portuguesa y a pocos minutos del centro de Miranda. En esta parte del parque Natural, el río alcanza una profundizad máxima de 80 metros y mínima de 22. En su aguas nadan carpas, barbos, lucios, entre otros animales. También es importante la humedad que emana el río, creando un microclima en sus orillas ideal para el cultivo de olivos, vides y que favorece el crecimiento de la vida vegetal en todo su recorrido.

A unos 22 kilómetros de Miranda se sitúa el mirador del Picote, situado en la localidad portuguesa del mismo nombre. Un pueblo tranquilo cuyos habitantes ya están acostumbrados a recibir forasteros que aparcan sus vehículos en la plaza para seguir a pie las señalizaciones hacia el Miradouro Fraga do Puio. En este silencioso lugar el río Duero ha excavado un espectacular meandro. También el Mirador do Pisões, cerca del pueblo portugués de Sendim, ofrece una vista privilegiada del Duero, con unas paredes del cañón no tan verticales como en otras zonas pero de igual belleza.

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