Polonia puede presumir de tener un lugar único en el mundo. Un laberinto subterráneo de sal ubicado en las cercanías de Cracovia, que es el más grande de su tipo en el mundo. Una reliquia en la antigüedad y una parada obligatoria para los viajeros aventureros que quieran vivir una experiencia distinta y sorprendente.
Su cifras son impresionantes. 250 kilómetros de galerías y 9 plantas de un recorrido bajo tierra por una de las minas de sal más famosas del mundo y que recibe miles de visitantes al año, es la herencia de incontables generaciones de mineros, un monumento de la historia de Polonia.
Caminar por sus estrechos pasadizos, apuntalados desde hace siglos con tablones de madera, cuyas paredes están totalmente cubiertas por el mineral salino es una experiencia única.
La entrada ya anticipa lo que vamos a encontrar en lo más profundo de esta maravilla de la ingeniería. Después de una serie de puertas, el aire ya se siente cargado a medida que avanzamos y al llegar a la escalera se nos presenta una prueba de resistencia. Mirar por el hueco de la interminable escalera puede no ser agradable para quien sufra de un ligero vértigo. En total son 380 escalones de pendiente para poder entrar en las minas de sal de Wieliczka, una pequeña localidad que se encuentre a 14 kilómetros de Cracovia, la antigua capital de Polonia.
La mina es herencia de incontables generaciones de mineros, un monumento de la historia de Polonia. En su interior se conservan las tradiciones mineras creadas a través de los siglos, como tallar y esculpir en sal que se han materializado durante años en representaciones artísticas como decenas de estatuas de sal, objetos decorativos o diferentes formas hechas en el corazón de la mina. Una auténtica ciudad subterránea conectada por túneles que llevan a grandes galerías, con una longitud de unos 250 km de longitud.
Son varias las escaleras de madera construías a lo largo de los siglos para poder recorrer los diferentes niveles de la mina o avanzar más rápido en la extracción del material para su posterior venta por todo el mundo. Actualmente la mina no es explotada con la intensidad de siglos pretéritos y ya no es posible ver el trasiego de mineros cargando, con la ayuda de caballos, el valioso mineral.
La temperatura en el interior de la mina es agradable, en torno a los 16 grados, aunque es recomendable llevar ropa de abrigo para protegerse de las diferentes corrientes de aire frío.
Para los aficionados a la literatura fantástica clásica, el paseo por el interior de sus pasadizos es lo más parecido en el mundo real a la visión creada por el gran J.R.R Tolkien con sus maravillosas descripciones de las Minas de Moria.
Uno de los puntos clave del recorrido es la capilla de Santa Kinga, una iglesia que ha sido construida horadando miles de toneladas de mineral y que sin duda impresionará a cualquier viajero. Es un espacio gigantesco, de unos 1.000 metros cuadrados y con una altura de 18 metros, en los que se ha tallado una iglesia, con una inmensa estatua de Juan Pablo II incluida, y que es iluminada por grandes lámparas de araña que cuelgan imponentes desde el techo.
Además de las lámparas o los adornos son muchos secretos se esconden en la espectacular mina de sal de Wieliczka, pero lo que será recordado por los visitantes son las grandes estatuas de reyes polacos de la antigüedad que vigilan en la penumbra a todo aquel que camine bajo su atenta mirada. La estatua más grande en el Itinerario turístico pesa 15 toneladas, un trabajo artístico encomiable que merece una fotografía para el recuerdo. En la antigüedad la sal era considerada un bien preciado y estaba a la altura del oro.
Para seguir el recorrido turístico por la mina se utilizan largos pasadizos apuntalados con tablones de madera, cuyas paredes están totalmente cubiertas de sal, que no pocos turistas han probado con sus propias papilas gustativas. En su suelo se aprecian los raíles que eran utilizados para poder mover los pesados cargamentos de este mineral. Es sorprendente descubrir el más profundo de los lagos que se sitúa más o menos al final del Itinerario, un regalo para la vista que tiene en su punto más bajo 9 metros de profundidad.
El yacimiento de sal de Wieliczka ocupa una superficie de 7 km2, una cifra nada despreciable ya que, por ejemplo, a principios del siglo XX la ciudad de Cracovia tenía exactamente la misma superficie. En toda la historia, la friolera de 700 años, se han extraído casi 7,5 millones de m3 del yacimiento. En los tiempos del Rey Casimiro el Grande las ganancias de la venta de sal de las Salinas Reales de Cracovia constituían una importante fuente de fondos estatales. Aún hoy en día siguen produciendo sal de mesa
Como curiosidad para los más hambrientos, los visitantes tienen a su disposición un pequeño bar restaurante en el interior de la cámara Drozdowice donde saciar sus ansias culinarias y poder contar la experiencia. Las especialidades de la cocina polaca tienen un sabor más fuerte cuando se las prueba 125 metros bajo tierra.