A unos 20 minutos en tren desde Bruselas, todo está cerca en la región flamenca de Bélgica, se ubica la bella e histórica ciudad de Malinas. En la actualidad una urbe más provincial, pero que tuvo una gran importancia durante el periodo de los llamados Países Bajos Borgoñones que no eran poca cosa: incluían los territorios de los actuales Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, el Norte de Francia y una pequeña parte de Alemania. Durante el periodo de Margarita de Austria se convirtió en capital de dicho territorio y en ella se instalaron algunos de los nobles del poderoso Ducado de Borgoña. Hoy en día aún pueden admirarse en sus calles muchos de esos vestigios arquitectónicos e históricos y realizar una visita diferente a la ciudad que es conocida por su fama cervecera y sus maravillosos tapices.
La época más relevante en lo político de la ciudad flamenca de Malinas sucedió cuando muere el nieto de Carlos el Temerario, Felipe el Hermoso, el marido de Juana la Loca del Reino de Castilla. Su hermana, Margarita de Austria es nombrada gobernadora, primero del Ducado de Borgoña y, luego, de los Países Bajos. Por si no tenía tiempo con tanta gestión política no dudó en convertirse en tutora de su sobrino, el futuro Carlos I de España. Por desgracia para la ciudad su suerte de capital no duraría mucho: tras la muerte de Margarita de Austria, la Corte se trasladaría definitivamente a Bruselas.
La imagen actual de la ciudad lleva todavía, a diferencia de otras ciudades y territorios de la zona, el sello de la casa de Borgoña y conserva un legado arquitectónico único que se puede visitar a pie, ya que está todo en el mismo centro histórico y realmente cerca.
Bajo la predominante torre de San Rumoldo, la Plaza Mayor de Malinas es el lugar de paso de la vida cotidiana y punto de encuentro de lo vecinos de la ciudad. Realizando una vista circular de la misma se observa fácilmente cómo se distribuyen varios edificios históricos de épocas y estilos diferentes: las llamadas casas gremiales, o lo que es lo mismo, la imagen de marca de Flandes. A pocos metros, pero al otro lado de la Plaza Mayor o Grote Markt se sitúa el Ayuntamiento. Lo que comenzó como una lonja de paños ahora es un edificio oficial de la administración. Es reconocible por su fachada y la colección de banderas oficiales de la región. En este edifico se guardaban los documentos importantes de la ciudad y fue también prisión municipal.
Justo al lado, en la plaza Schoenmarkt, entre la torre de San Rumoldo y el edificio Schepenhuis, se sitúa la estatua de Margarita de Austria, admirada por los lugareños y gobernadora de los Países Bajos durante parte del siglo XVI. Casi podría decirse que es el corazón de la ciudad y lugar de paso del torrente de miles de bicicletas que son utilizadas a diario por sus vecinos.
Para completar la postal típica de la ciudad de Malinas hay que destacar la catedral de San Rumoldo y su impresionante torre. A principios del siglo XIII comenzó su construcción, y ya se sabe que lo bueno se hace esperar. Se inauguró alrededor de 1450 y a partir de esa fecha comenzó a elevarse su torre, ahora símbolo de la ciudad. Posteriormente la iglesia se convirtió en catedral y como dato curioso en su interior se muestran los escudos de armas de los caballeros que participaron en 1491 en la reunión de la Orden del Toisón de Oro, bajo las órdenes de Felipe el Hermoso.
Otros rincones modernos, curiosos y románticos
Disfrutar de un café en la Plaza Vismarkt es mezclarse con la juventud del lugar y la vida social maliense. Allí es donde se congrega casi diariamente un numeroso grupo de lugareños para compartir una cerveza y conversación. También en este lugar cercano a la Plaza Mayor se ubica un edificio modernista que choca con el clásico panorama arquitectónico de la ciudad, antigua fábrica de cerveza que ahora es el centro de congresos.
Después de disfrutar de un pequeño descanso en el De Gouden Vis, uno de los cafés con más encanto de toda Malinas, admirar durante unos minutos el puente Grootbrug no quitará tiempo de esta visita exprés a la ciudad. Está considerado uno de los puentes más antiguos de Malinas y posiblemente de todo Flandes y por supuesto de Bélgica. Es una parada romántica y pintoresca que añade más riqueza arquitectónica e histórica a esta urbe flamenca de sobrada fama.
Un museo para el recuerdo de Borgoña
El Palacio Museo de van Busleyden, inaugurado en junio de este año 2018, es una buena forma de conocer el periodo de Borgoña en Malinas. Jerónimo de Busleyden fue un importante humanista de principios de 1500 y como tal, gracias a su fortuna, se hizo construir un importante Palacio en la ciudad donde residir y conservar su colección de arte. Hoy en día es un notable museo que muestra el pasado Borgoñón de Malinas. Además de objetos, cuadros e información sobre este periodo histórico, el edificio contiene una sala dedicada a tapices donde es posible observarlos de cerca seguir con atención la información sobre el proceso de restauración llevado a cabo en algunos de ellos.
Uno de los principales motivos a tener en cuenta de este museo, y que sorprenderá al visitante no informado, es ver los retablos-armario conocidos como Jardincitos Íntimos, creados alrededor del siglo XVI. Para los más pequeños y no tanto, en una de las salas sus visitantes podrán utilizar una tablet especialmente programada para mostrar una realidad aumentada girándola sobre los frescos de la pared.