El control de esfínteres se adquiere de una manera natural en los niños y niñas, como el comer, el caminar, etc… No es algo que se pueda aprender, pues cada niño tiene un momento en el que está preparado para ello. Intentar forzar este control fuera de ese momento sólo alargará el proceso, que de otra manera, más respetuosa con los ritmos del niño, se adquirirá de una forma más rápida y segura. Y, sobre todo, sin traumas.
La edad que siempre se ha barajado para empezar a hablar del control de esfínteres es entre los 18 y 24 meses, aunque hay muchos factores que pueden hacer variar ese dato. Los niños aprenden solos, por lo que la labor de los padres y educadores ha de ser la de acompañarles en este proceso y facilitarles las condiciones más adecuadas. Por eso, no hay una edad ideal para el control de esfínteres, sino que el niño tiene que alcanzar su madurez fisiológica y emocional.
María Montessori, la educadora que revolucionó los métodos pedagógicos a principios del siglo XX, hablaba de los"periodos sensibles", que son periodos pasajeros que surgen para la adquisición de una función, en este caso el control de esfínteres. Así, el niño muestra un gran interés durante este periodo sensible por esta habilidad; pasado este periodo es mucho más difícil adquirir dicha habilidad.
La retirada del pañal no consiste, por lo tanto, en entrenar al niño mediante premios y castigos para que deje de hacer algo normal en su etapa madurativa (usar pañal). Se debe crear un contexto que favorezca la toma de conciencia por parte del niño para saber cómo controlar esta función. Para ello es conveniente tener en cuenta los siguientes puntos:
- Observa a tu hijo y adáptate al periodo sensible en el que se encuentra: los niños muestran durante estos periodos sensibles unos indicadores que te ayudarán a saber que es el momento adecuado para acompañarle y ayudarle en la adquisición del control de esfínteres (forcejeo en el cambiador, incómodos con el pañal, etc)
- Crea un ambiente preparado y favorecedor en el cuarto de baño: coloca un orinal en el baño. Lo mejor es que lo elijan ellos, cuanto más sencillo, mejor.
- No uses premios ni castigos. El error es el camino al aprendizaje: el niño no debe aprender a hacerlo para "agradarnos" y equivocarse sirve para dominar el proceso.
- Sigue los ritmos del niño: ellos son quienes deben marcar el ritmo (pregúntale, por ejemplo, si quiere sentarse en el orinal). Con los primeros indicadores de este periodo propicio para el control de esfínteres puede que no implique siempre el control definitivo, sino el inicio del proceso.