Vuestro bebé recién nacido o de apenas cuatro meses está irritado, molesto, no quiere comer, duerme mal… Puede incluso que de repente le aparezcan sarpullidos en la piel o que comience a hacer deposiciones con hilos de sangre. Puede sonar y parecer escandaloso pero, tranquilos, lo más seguro es que sea una intolerancia alimentaria. ¿A qué va a tener intolerancia si solo toma leche?, pensaréis. Pues a la proteína de la leche de la vaca. Es más común de lo que se piensa y cada vez hay más casos. Sobre todo si alguno de vosotros tiene ya una alergia diagnosticada.
Lo primero que deberéis hacer es respirar hondo y acudir al pediatra. El médico es el que mejor os podrá asesorar y determinar qué camino debéis seguir para determinar qué le ocurre a vuestro bebé. Después de examinarle, lo más probable es que os derive al especialista para continuar haciendo pruebas a vuestro hijo. Si el bebé tiene más de seis meses, se le practicarán pruebas de alergia, pero si tiene menos de medio año, no servirá de nada hacerle estas pruebas ya que tan pequeños no tienen efecto. Por eso, lo más seguro es que el médico especialista os informe de que, a partir de ese momento, es necesario que el bebé deje de tomar proteína de leche de vaca para averiguar si efectivamente es intolerante.
En este caso, hay dos opciones posibles. Si el bebé toma pecho, la madre deberá eliminar de su dieta todos los alimentos que contengan leche. Si no queréis que vuestro hijo deje de mamar, a partir de ese momento deberéis prestar especial atención al etiquetado de los alimentos ya que incluso los más insospechados, por ejemplo, el jamón de york, pueden contener trazas de leche.
La otra opción es la leche hidrolizada. Se trata de una leche a la que han eliminado todas las proteínas que dañan las paredes del estómago del bebé. ¿Cuál es el problema de esta leche? Pues que no gusta a la mayoría de los bebés. Casi todos la rechazan al principio pero, con paciencia y perseverancia, se puede conseguir. Esta leche, al tener un proceso más complejo que el resto, tiene un precio más elevado en el mercado. Un bote de 400 gramos cuesta alrededor de 33 euros en lugar de los 13 o 14 que se pagan por botes de 800 gramos de leche de fórmula normal.
Pero no entréis en pánico, que hay solución. La Seguridad Social subvenciona el 100% de su precio si al bebé le han diagnosticado alergia o intolerancia hasta que cumpla los dos años. ¿Por qué tiene límite? Porque normalmente, con el paso del tiempo, los niños superan la intolerancia y pueden hacer vida completamente normal.