Así, vacaciones, como el título de una de las canciones más bonitas que compuso Carlos Berlanga. Nos vamos, cerramos el blog y cualquier otra obligación durante quince días. Avila y el country chic de los Cáceres-Miranda nos esperan, por no hablar del Festival de Benicassim, del que siempre regresamos físicamente perjudicados y mentalmente descansados. De esa misma manera nos sentimos cada año cuando finaliza la manifestación del orgullo gay. Cinco horas de carroza nos han dejado más agujetas que nuestros entrenadores personales, Julio (de Mario) y Fernando (de Alaska).
Por fin, las vacaciones; de verdad que las necesitábamos porque esto es un no parar...Aunque lo que nos espera será un poco agotador, pero sarna con gusto no pica... El sentido ideal de las vacaciones es el de hacer en cada momento lo que uno quiera, desde no coger el teléfono a improvisar una comida o una cena...No estar sometido los estrictos horarios, compromisos y en todo momento decidir hacer lo que uno desea siguiendo en todo momento la apetencia... Este va a ser un verano especial en el que nos quedaremos en Madrid estrenando y disfrutando de nuestra nueva casita, que ya es hora, después de más de tres años de obras.