Te escribo desde el AVE. Regreso de Sevilla, tras pasar por Zaragoza, Valencia y Barcelona. Ya sabes, las firmas de discos. Suelto las maletas y me voy a la COPE, así que no te veré hasta
En estos últimos días de actividad frenética no me había dado tiempo a pensar en mi participación como presentadora en las galas de Eurovisión. Ahora que voy aquí sentada, con Nacho a mi lado leyendo The Economist (un artículo titulado Paciencia y Virtud, muy adecuado), puedo comenzar a darle forma a lo vivido en los ensayos y retransmisiones en directo. Siento que la audiencia no fuera alta, pero tampoco me extraña, parece que en este momento al público que se sienta delante del televisor no le interesan las actuaciones musicales, menos las de artistas desconocidos, por mucho que hubiera algunos con tirón mediático. Tú lo sabes bien, cada día nos cuesta más hacer alguna actuación musical televisiva, en playback o en directo, o con bases y voz en directo, da igual. Han desaparecido los programas musicales y los magazines de información y actualidad no quieren ni oír hablar de perder puntos de audiencia durante los tres minutos que dura una canción. Desde que empezó esta readaptación de los formatos televisivos a la música, sostuve que si no se siembra, no se recoge, así que cada día irá a menos. Nacho opina que da igual, porque al fin y al cabo, todo lo que quieres ver está en youtube. Puede que no le falte razón, pero en esto veo uno de los pilares de la crisis de la industria discográfica, como en la desaparición del sistema de radio fórmula que creó los éxitos comerciales de la segunda mitad del Siglo XX. Volviendo a Eurovisión, me sorprende la serenidad con la que soy capaz de afrontar una emisión en directo, con todos sus percances dignos de los programas de zapping y todas las improvisaciones que hay que enfrentar a la fuerza. No me inmuto. Me gustaría tener una décima parte de esa templanza en otras situaciones de mi vida, por ejemplo cuando tengo que pinchar como discjockey, donde la tensión apenas me deja disfrutar de las sesiones. En fin, que yo me lo pasé en grande. Y, gustándome como me gusta hacer televisión, y, gustándome como me gusta Eurovisión, para mí ha sido un éxito absoluto. Espero que el festival se siga retransmitiendo en el futuro, y que TVE siga organizando estas galas para elegir al representante de la radio televisión española en el certamen, y yo me ofrezco para ser la presentadora vitalicia, aunque no tenga audiencia, aunque sea como servicio público.
El primer festival de Eurovisión que vi fue cuando llegué a vivir a España, el de 1974, cuando ganaron Abba, y siempre digo que por eso tengo muy definido lo que es para mí una canción perfecta para el festival : melodía pop, estribillo arrollador, bailable, interpretada por un grupo, con cierta coreografía y estilismo ad hoc. Vamos, como la que presentó La Casa Azul el año pasado.
Cuando llegue este 16 de mayo, ya habré vivido contigo diez eurovisiones, en casa, en la de Víctor, en la de David y Gorka. Y espero que vivamos muchas más. Bueno, en cierta forma ahora los dos formamos parte del festival que tanto nos gusta, después de que Fangoria y Nancys Rubias hayamos actuado en estas galas. Aunque nosotros ya habíamos participado el año pasado haciendo nuestra versión del hit eurovisivo de Karina, En un mundo nuevo, del grandísimo maestro Algueró. Muy buena la producción de vuestra versión de la canción de Dana Internacional, como siempre a cargo de JC Moreno. Te dejo algunas imágenes del pasado que no tienen desperdicio, fíjate en Remedios Amaya llevando en la cabeza lo que tú y Nacho llamais la cinta Torroja.