La vida de trupera
Hay que entender que disfrutar haciendo giras de conciertos, giras promocionales y demás viajes intempestivos, tiene que venir de fábrica. No sé si estará en el ADN o tendrá que ver con vidas anteriores. Vamos, que ignoro si tiene explicación científica o metafísica. El caso es que te gusta o no te gusta más allá de comodidades o contratiempos.
Lógicamente es más confortable viajar en primera, que te lleven el equipaje, dormir en buenos hoteles y comer a cuerpo de reina. Pero una furgoneta compartida con los compañeros de trabajo y un bocadillo de carretera no frenan el alma viajera de la trupera.
Una trupera es una de esas actrices o cantante que forman parte de una troupe o compañía. Viajando de teatro en teatro y de pensión en pensión. Pero el alma de trupera la podemos tener cualquiera. Por eso cada vez que nos informan en esRadio de que salimos de viaje para realizar el programa desde alguna otra ciudad nos entra una alegría inmensa. Y no sólo a Carmen Jara y a mí, que al fin y al cabo somos truperas de profesión además de por vocación. Todo el equipo participa de la excitación.
La próxima parada será en Gijón, mi tierra paterna, pero México, la tierra que acogió a mi padre, se ha puesto en mi camino y con mucha rabia me perderé este viaje. Me quedo con el recuerdo de nuestra última escapada a Zaragoza.
El AVE es de una comodidad acorde con el siglo XXI. Carmen Jara y Arconada están acostumbrados a viajar juntos desde hace años, cuando trabajaban juntos en la COPE, antes de que todos acompañáramos a Federico en esa nueva aventura que es esRadio. Tenemos un equipo de técnicos estupendo, siempre dispuestos a echar una mano o a dar conversación durante el trayecto. Eso sí, Marta y yo no conseguimos que Arconada nos sacara una foto que no estuviera movida por los vaivenes del tren.
La cena colectiva es uno de los alicientes del viaje, no sólo por las delicias locales que degustamos, sino por la charla y las risas. Las primeras en bajar, como si nos fueran a quitar el sitio, Marta, Carmen y yo. Enseguida llegaron Federico, Andrés y Dieter. Y desde luego sin sitio no nos íbamos a quedar con la mesa de banquete de boda que nos prepararon en el Gran Hotel.
Deliciosa cena con una atención estupenda. Por no hablar de la compañía. Alta política, bajas finanzas y mucha charcutería de la crónica social para amenizar.
Al margen de la parte visible del programa, presentadores y colaboradores, el equipo técnico es el que hace posible la retransmisión desde cualquier ciudad. Muy formalitos y a la cama temprano, que Es la Mañana comienza al día siguiente a las seis cuando todavía ni ha amanecido.
La salita donde esperábamos nuestro turno tomando un café ofrecía una panorámica excelente de la sala donde se estaba realizando el programa y del público que la abarrotaba. Minutos antes de comenzar la Crónica Rosa Isabel y Carmen aparecían así de radiantes.
Esta era mi visión desde mi puesto en la mesa, a un lado Carmen, Isabel y Federico; al otro Beatriz Córtazar. Listos para empezar.
Una oyente que se acercó a presenciar el programa nos regaló la medida de la Virgen del Pilar y le hice una foto sobre el resumen de las noticias del corazón del día. Lo profano y lo sagrado. Antes de abandonar el recinto, me hice un selfie con el escudo de Aragón, que me gusta un tapiz, un pendón y un símbolo.
Otro de los alicientes de viajar es conocer a nuestros compañeros de esRadio de otras ciudades. Al terminar nuestra emisión me acerqué hasta los estudios de Zaragoza, donde departí con la histórica Corita Viamonte.