Así que aquí me tienes, escribiendo en el blog sobre el tema que tú querías tocar, el estreno en Valencia de la obra de teatro La Gran Depresión. Hasta allí nos fuimos unos cuantos amigos a dar apoyo moral y físico a otros ídem : al autor (Félix Sabroso), también director junto a Dunia Ayaso, a las actrices Bibiana Fernández y Loles León, a los productores Pato y Mariano, y a Paola la figurinista. Juan Gatti era a la vez juez y parte, pues acudió como invitado y como diseñador del cartel de la obra.
Todos estábamos nerviosos, hemos vivido el nacimiento de este proyecto desde el primer día, con su anecdotario impagable de situaciones tragicómicas (y no me refiero a lo que ocurre sobre el escenario). Y, por qué no decirlo, con ese terror que da participar de algo hecho por amigos, ya sea una película, un desfile de moda, leer su libro, asistir a un concierto o a una exposición... ¿y si no nos gusta? Bueno, tú y yo no somos de ese tipo de personas mega sinceras y ultra mal educadas que sin que tú les preguntes nada dan su feroz opinión. Pero tampoco las buenas formas nos permiten ser tan falsos como para que no se nos note que sólo estamos siendo corteses. Así que podemos decir felices, y bien alto, que la obra nos encantó, que el guión es tan perfecto que tendremos que ir varias veces a memorizar frases para uso en nuestra vida cotidiana, que las chicas están soberbias y que el teatro estaba lleno y volcado. Nos consta que así ha seguido siendo, así que ahora toca esperar que lleguen en mayo a Madrid para repetir.
Te dejo unas fotitos de la aventura, los amigos departiendo, un testimonio del saludo final del elenco, mi emoción a la entrada del Teatro Olympia y una instantánea de la gran Topacio Fresh posando ante una cabina telefónica forrada con el cartel, y que tú proponías arrancar, no como acta vandálico, sino para llevarte a casa una obra de arte de Juan Gatti.
Cuando leas esto querrá decir que te has recuperado y ya puedes pasar más tiempo delante del ordenador. Me consta que te toca escribir tu columna semanal para In Touch, así que te voy a proponer hacerte de secretaria, tú dictas y yo mecanografío tus ideas (esto me ha quedado MUY Siglo XX, no sé si se puede utilizar el verbo mecanografiar aplicado al teclado del ordenador...). Al fin y al cabo lo del jefe, la secretaria, la proximidad y el desenlace erótico-festivo es un clásico de la literatura y la cinematografía porno.